lunes, 27 de febrero de 2012

Sordera completa.

Sonrojada, me diste un beso con los párpados, una vez limpios de sombra de ojos.
No ¡
No fue con los párpados: me diste el beso con las pestañas, todavía con rimmel, muy estiradas.
Con esas pestañas que saben, que pueden batir al viento cuando tienen ganas.
Esas que baten al viento como las persianas de las casas de los ogros de los cuentos.
Aquella madrugada, tus pestañas batieron al viento que entraba a la plaza.
Con cada caricia ejecutada, batían al viento que entraba a saludarte:
yo de cuclillas, tú sentada en bancada blanca.

Cómo te quiero ¡

No hay un segundo de respiro.

No hay un segundo de sosiego.

No hay encierro en el mundo que me aísle de tu recuerdo.

Cómo te quiero ¡

No hay ardid, ilusión de bodevil, milagrero que me eche una mano
y me lleve - de una vez por todas - mar adentro, junto al firmamento,
a mil millas de tu sonrisa, junto a las olas quietas,
donde se anulan barlovento y sotavento.

Donde mi barca tenga asegurada la ausencia de movimiento.


Cómo te quiero ¡¡

Deseo adquirir una sordera completa para no tener que oír
a mi corazón gañir, sabiendo que nunca se dormirá con tu arrullo
en las noches de verano,
en las de invierno
y en las de entretiempo.


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