martes, 27 de diciembre de 2011

Es la hora.

Es la hora de recorrer la senda
compartida hasta la pradera
luminosa y de malas hierbas liberada.
 

Es la hora de abrazar, de desatar nudos
en las gargantas, de amansar a todas las fieras,
de alzar todas las barricadas,

de desclavar todas las alambradas.
 
Es la hora de mirar hacia arriba
sin dejar de amasar la tierra mojada 

por las lágrimas de tantos ojos derribados
de tanto mirar dónde no hay nada.

Es la hora de arrancarnos el corazón
si nos aleja de la esperanza.

martes, 22 de noviembre de 2011

Llueve.

Llueve.
Soy ese viandante
sin paragüas
que se duele,
que se jode.
Soy ese viandante
sin paragüas
que se moja,
que se remoja,
que se requetemoja,
que se inunda de reproches.
Uno que lleva paragüas,
no me sacan un ojo
porque Dios no quiere.
Hacia el suelo
se precipitan las gotas
para descomponerse:
son paracaidistas
con un paracaidas de agua.
Llueve.
Miccionan o lloran las nubes.
A pleno rendimiento
sus vejigas o sus lacrimales.
Llueve.
Hay charcos
que me reflejan ondulante,
como mi ruta por la vida:
abracadabrante.
Mis camales son canales verticales.
Mis calcetines, mares.
Y mis zapatos flotan
conmigo metido dentro,
llevándome a alguna parte.

martes, 15 de noviembre de 2011

Cruce San José de Calasanz con la calle Jesús.

Ruido. Ruido. Ruido. Sol. Sol. Sol medio escondido. Sombras cruzando el paso de cebra. La personita verde parpadea. Alguien pita, corre o vuela. Voy al rebufo de esa abuela, bastón en ristre, el cuello rodeado por una raposa tersa. Escaparates abiertos de piernas a bolsos y carteras. Croisants que se pavonean como banderas. Se vende, se alquila, a toda velocidad se rueda. También por la acera. Somos rehenes de las bicicletas modernas. Ancianos llevados de los codos, empujados en sillas de ruedas. Ancianos con la mente muerta, con esa palidez en la cara que asesina expectativas, que esparce salmuera. Calor. Calor. Calor en noviembre. Qué extraño este tiempo que no termina de culminar en otoño. El frío espera, el frío enfría su vuelta, se la largado, no se acerca. Prensa expuesta sobre mesas playeras. El País, El Mundo, la Razón, Público, Levante, Las Provincias. Se mueren de ganas por que se lean sus letras impresas. Minúsculas, mayúsculas, negritas, cursivas o cualesquiera. Un autobús cargado de figuras parece que frena. Hiiiiiiii. Sí, frena. Y señala el asfalto con sus ruedas, deficitarias de adherencia. Viva el conductor que supo evitar el siniestro. Muchos se alegran, unas se santigüan, otros se llevan las manos a la cabeza. Acantilados de cerramientos, de ladrillo cara vista, de algo que parece piedra. Acantilados artificiales elevados en los setenta. Todo es gris o marrón o como el acero o el hierro. No, mentira: queda el cielo. Aunque medio encapotado, se deja ver el mediterráneo reflejado en la ionosfera. Vientecillo efímero. Se apagan los cigarrillos si no los fumas: es otro de esos inventos que sirve para salvar el planeta.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Hacienda.

Han llamado a la puerta.
Voy despacio. La madera de la puerta suda, se desnuda, muda
a vapor de agua suspendida, zizagueante y chula.
Agua sudada por las nubes bajas que porta la alborada sobre su cabeza.
La madera de la puerta pertenecía a un árbol muerto,
domiciliado en alguna ladera de algún monte de alguna sierra.
Muerto a base de hachazos, músculos de brazos
seccionaron el tronco unido a raíces que unen a la tierra
una muchedumbre de hojas pequeñas y una espiral de hiedra.
Han llamado a la puerta.
Despacio la abro. Chirrían los goznes y el ángulo muestra una cartera de mano
que anuncia nuevas. Cuero de caballerías: manoseado, grasiento.
Casi negro desde un marrón incierto. Un uniforme azul oscuro mal abotonado.
Una cara seria. Bajo las narices un mostacho. Un gorro de plato.
Una libreta en las últimas: lee despacio lo que consta en ella. Despacio
pronuncia mi nombre. Los apellidos los deja a un lado. Saca el bolígrafo,
clic clic, como un revolver cargado. Me da un sobre alargado. Despacio
firmo temblando. Buenos días. Buenos días. Despacio cierro la puerta.
Ras ras ras.
Ahora sudo. Ahora se me revuelve el desayuno. Ahora me quedo mudo:
es una notificación de Hacienda.

Tu risa

Con tu risa
la creación fina,
con Dios indefenso
tirado en una esquina.
Tu risa
le pone fin a todo
y bencina al averno.
Tu risa
me daba sabia para sanar
los orificios practicados
en los tiempos de la rabia.
Hoy tu risa
la sufro sin cesar,
la oigo sin sonar,
la lloro sin pañuelos.
Tu risa
me hace volar sin avión,
sin tripulación,
sin plan de vuelo.
Tu risa
me hace abominar
de todos los instantes
en los que te tuve
y en los que te echo de menos.
Tu risa
me doblega
sin mover un dedo.
Tu risa
me sirve de ruido
para tapar el silencio.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Tu cuello.

Tu cuello
se alza como un rascacielos
tapizado de rosas:
terso, duro, hercúleo.
Tu cuello
se me ofrece esquivo:
quiere recibir mis besos
para estar contento,
pero a la vez, me quiere quieto
como en un daguerrotipo,
convertido en un sedimento.


Tu cuello,
cuando se comporta como tal,
alivia la presión alojada en mis costillas
por algunos recuerdos corroídos,
por tus sienes que ya no toco,
por el loco grito que acostumbro a dar
cuando no soporto
la ausencia de tu materia en el portal.


Tu cuello,
cuando se desempeña como quiero,
aligera el plomo que soporta mis huesos.
Y puedo volar.
Y apartar nubarrones.
Y traer anticiclones.
Y hablar de tú a tú con las isobaras.
Y visitar a Hefesto,
y juntos forjar rayos, relámpagos,
estampidos y demás fenómenos.

Tu cuello, cuando tiembla,
me quita las ganas de estar muerto.
Tu cuello, cuando quiere hacerlo,
se adelanta a tu útero
en la carrera hacia el estremecimiento.

Tu cuello
huele a pétalos y terciopelo,
desahucia al hidalgo,
ennoblece al plebeyo,
remonta mis cimientos
hundidos en el cieno.

Tu cuello, de marfil un istmo,
conecta tu cabeza con su dueño:
un corazón vasto que late en tu pecho
y que bombea sangre ajeno a mis desvelos.

Tu cuello
lo llevo en el hatillo,
para no tener el alma
completamente desprovista de atuendos.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Aras.

Aras.

Tendones trenzando caras
pobladas de ganas.
Escaleras aupando canas.
Almas henchidas hasta las trancas.

Aras.

Telas alumbradas
en los balcones de las casas.
Beatas escuchando metáforas.
Notas escalando columnas,
arrodillando columnatas.

Aras.

Fusiles disparando labios, latidos.
Copas de vino
chocando como campanas.

Aras.

Caminantes reencontrando caminos.
Puños rompiendo caparazones.
Cámaras retratando entrañas.

Aras.

Los primeros en ser ufanos.
Los primeros en renunciar a nada.

Voluntarios sin causa declarada,
forzados a obedecerse a las claras.

jueves, 3 de noviembre de 2011

En tu espalda.

En tu espalda
aterrizan hadas
cuando, desnuda y a destajo,
amas a horcajadas.


En tu espalda
se ancla mi mirada
cuando, coqueteando el naranjo,
sombrea tu figura magra.

En tu espalda
se halla la alborada
cuando, sin altibajos,
sueñas, abrazas, hablas.

En tu espalda
no encuentro nada
cuando, sin atajos,
no andas de mí enamorada.

En tu espalda
quedó mi armada varada
cuando, como un escarabajo,
quise navegar sin agua.

viernes, 14 de octubre de 2011

Corcolilla Square.

Una grapadora industrial gigante invade la plaza abierta al paisaje.
Viene a fusilar contra el muro, los papeles que lleva la gente para que sean leídos por los fantasmas.
Un bar se sostiene gracias a unos palafitos a los que le falta una laguna.
Unas sombrillas se agitan al viento. Pero no somos abejorros gigantes.
Una ancianas se han convertido en diminutas - ¿o difuntas? - cuando las he enfocado con la Blackberry. Creo que antes ya eran diminutas.
Arriba, a través de una ventana sin cristales, vemos una timba.
- Fotos no ¡¡¡
Ahora entiendo la brusca reacción.

lunes, 3 de octubre de 2011

No sé lo que escribo.


Remiendo con voces, visiones, ruidos.
Con una navaja, colecciono espliego, romero, tomillo.
Pau le saca punta a un lapicero. ¿Es domingo?.
Una ducha caliente. Vapores saliendo del ombligo.
Desde la buhardilla huelo el perfume que te he traído.

¿Ya son las cuatro?

No sé lo que escribo.

Doy vueltas sobre mí mismo, como la peonza de un niño.
Desfalcos en los intestinos. Temblores en los tobillos.
Llenos de manos los bolsillos. Pantalones cortos, medio dormido en el camino.
No me caigo de milagro. ¿Me tiro?
No sé lo que escribo.
Tengo frío. Miedo. Es un fastidio.
Me duele el cuello. Se acaba el estío.
Lavo los cristales de mis gafas bajo el grifo.
Con jabón de las manos. Espuma blanca sin casi burbujas. Río sin brío.
El serón rebosa de trigo amarrado y prieto. No se mueve del sitio.
La bestia rebuzna, resopla, se espanta las moscas y los mosquitos.
Me lío un cigarro con tabaco caedizo.
No hay ninguna sombra que sirva de cobijo.

¿Ya son las cinco?
Pesan los párpados. Pesa el cráneo.
Pesa el domingo.

No sé lo que escribo.

Ni lo que vivo.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Retales.

I

Una ave viva
en mis adentros.
¡ En una jaula de carne
y de fuego ¡

Una ave dormida
en mis adentros.
¡ Una jaula de carne
en el centro ¡

Una ave muerta
en mis adentros.
¡ Vete, jaula de carne,
vete lejos ¡

II

Incierto,
cálido y fugaz,
un segundo de vida.

En el invierno de la partida,
nieve negra en los tejados.

Titubeante la eternidad.


martes, 20 de septiembre de 2011

Dependo de ti.

a

Dependo de ti,
lo cuento,
sin apenas miramientos.
Dependo de ti
en todo momento
- lo siento -,
si no me muero
sin entierro.

Inspirando, expirando, durmiendo.
Dependo de ti
y de todo lo hecho
con mis manos
dentro de tu cuerpo.
Dependo de ti
y de tus besos
en el firmamento
iluminando el Universo.
 
b


Dependo de ti,
lo cuento,
sin apenas miramientos.
Dependo de ti
en todo momento
- lo siento -, si no,
me muero sin entierro.

Inspirando, expirando, durmiendo.
Dependo de ti
y de todo lo hecho
con mis manos
dentro de tu cuerpo.
Dependo de ti
y de tus besos
que, como aparejos,
embridan el Universo.


sábado, 17 de septiembre de 2011

Sino clarificador.

Sino clarificador para los hombres,
escrito en la piel con saña,
violentamente vinculante, parido
en el ayer que tuvieron los niños.
¿Qué tuvieron los niños?
Las ganas de ser.
¿Qué ser?
Regalaban a pie de cuna
personas de papel.
Era tomar o perder,
ser de esa manera
o no ser. Y no ser
era no estar, o sea,
morir, dejar de existir
como cosa original.
Un guión en el interior,
escritura química y regente.
¡ La sangre
con letra entra ¡
¡ Pues que bien ¡

viernes, 16 de septiembre de 2011

Todos los vértices del invernadero.

Autores: Pilar Martín-Arévalo, Juan Luis Benetó y José Andrés Pérez,


José Andrés ¡ Des ¡
Melénate.
¿Sabes? He llorado con tu libro.
He llorado y ...
he implorado ¡ surrealísticamente ¡
Por todos mis cursos en valenciano.
Se cruzan sin querer darnos gusto
todas las celosías,
en rombos azules (o blancos deleídos),
bajo el fuego vertical y disparado
de las llamas verdes,
de las llamas de todas tus plantas ralas.
¡Qué ponga champán la señora ... ¡ ¡ O algo ¡
La luz nos traiciona.
Sabe que, en el entretanto,
nos deja siempre esperando en Acoi.
¡ Alcoi el sarraceno ¡
Necesito una clave,
antes de que nos toquen en los finos campanarios
los toques de todas las horas.
¡ La sabrá ¡
¡ Ojo ojo ¡
Yo no tengo ni idea.
¿No tienes idea?
Pues hemos comprado un saco,
¿de qué, niña?
¡ de cubitos ¡
Ja el conec, ja ja, ¡ que jo soc la que no passe sed ¡
¿eixe es el meu gin tonic?
Por cierto, ¿sabes qué es el mirlo ese que me despierta?
¿Dónde está el mirlo?
El puto mirlo, ¡calla que no sé que es dormir ¡
No hay final demasiado feliz.
¿Por qué?
Siempre siempre.
¡ Un bolet es una lliçó ¡
¿Una foto?
¡Qué dispare la planta ¡






lunes, 1 de agosto de 2011

Es tu mirada.

I

Es tu mirada, que extraña.
Que, sin querer, aparta, sega.
Los ojos gachos. La frente amplia. La piel morena.
Dices: en este juego de mierda, nadie gana.
Ni nadie pierde, pues en verdad nadie juega.
En la vida, aunque hay reyes, alfiles,
caballos, peones y damas,
te queda la opción de salirte de la rueda.
Las reglas no esclavizan, ordenan.
¿Dónde está tu rebeldía, la verdadera?
La perdiste al mismo tiempo que tu cabellera.

II

Es tu mirada, en la que no se ven piernas
con las que reanudar la marcha.
Abrazos que se estrechan,
antesala de despedidas y querencias lentas.
La muerte nos acecha
detrás de cualquier puerta:
has decidido no abrir ninguna,
no sea que te topes con ella.

III

En la multitud no hallarás respuestas.
Demasiadas bocas, demasiadas calvas,
demasiadas tetas. Te perderás
entre tantas extremidades y posaderas.
Busca entre tus células:
allí habita la vieja curandera,
aguardando tu llegada, ciega,
removiendo el caldero a tientas,
mezclando los condimentos
para cocinar la pócima secreta.

IV

Es tu mirada, que no te ayuda a rescatar
los galeotes de sus galeras.

¿No te reconoces?
¿No te recuerdas?

No has nacido para la rutina,
para los formularios,
para los bienpensantes,
para las doctrinas polvorientas.

Nunca hallarás carreteras con kilómetros bastantes.
ni territorios tan vastos, ni renglones suficientes.

No hallarás en la huida, un refugio para protegerte
de la carga eléctrica de tantos pesares,
que polariza tus sienes y remueve lo que te sostiene.

V

Es tu mirada, la que se topará con la solución
que resuelva el enigma. Los días, las semanas, los meses,
están para sonreír, amar, crear, construir.
Simplemente porque sí. No hay más razones.
No hay urdidos planes. Nunca deciden los dioses.
Sólo está la vida, obligándonos a ir sin planos
a algún lugar, a algún momento, con alguien,
con algo. La realidad es la tienda que lo tiene todo:
saca tu VISA y no salgas con los bolsillos escasos.

martes, 26 de julio de 2011

Retrato de un instante.

23 de julio de 2011, 17:35 de la tarde.

Max recostado sobre la cama.
Yo, tecleando y atento a la pantalla.
Una mosca entra por la ventana.
Se posa en la superficie blanca.
Oscila su cabeza escudriñando amenazas.
Con las patas traseras se acicala las alas.
Gotas de sudor sobre la frente y la cara.
En la radio dan las noticias de una matanza.
Unos niños vociferan en la plaza.
Un brisa caliente infla las sábanas.
Tengo sed, pero la pereza me quita las ganas
de bajar las escaleras para beber agua.
Los perros ladran por cualquier causa.
El silencio es un bien escaso en esta barriada
de viendas adosadas de clase media-alta.
Un cohe aparca encima de la acera.
Alguien descarga bolsas y se desparrama una huevera.
Alguien se caga en alguien y se agacha a recogerla.
Las chicharras advierten con su cantinela pesada:
la temperatura seguirá secando mi garganta;
puta pereza, que no me despega de esta butaca.
Toc, tic, toc. Las letras se juntan formando palabras.
Las palabras acabarán en un poema si tengo potra.
Me voy a la hamaca: por fin me ha liberado la galbana
y haré la siesta. Hasta otra.

domingo, 24 de julio de 2011

Sin ningún pasado que revivir (poema de adolescencia).

Conoceré tu mirada delatora,
la telaraña de tu deseos,
los recovecos de tu espalda sola.

Se ocultará la tronada
tras las multitudes envalentonadas,
y éstas se acobardarán al verte.

Tendré los nudillos renacidos
y desplegaré las manos para excitarte.

Me inclinaré hacia la media luna de tus labios.
No tendré que caminar a solas
entre farolas y aparcamientos rotulados.

Esculpiré una roca viva en tu recinto,
una roca de espuma seca.
Tallaré un diamante de carbón enfermo,
un diamante de mala venta.

Empuñaré el instrumento que extirpe el cáncer,
una guadaña por estrenar y diligente,
sin ningún pasado que revivir y distante.



viernes, 22 de julio de 2011

Vivir como un muerto.

Oscuridad en la tierra de Sorolla,
en túneles sin salidas practicadas. En penumbra
vivo mutilado, cuarteado, diagnosticado
enfermo crónico a causa de la ausencia disoluta.
Vivo en un acuario sin peces,
sin agua destilada, sin piedrecitas.
Renuncié al capricho de las estrellas,
a las alcobas humedecidas, a las nucas erizadas,
a los segundos culminantes. A la vida.
No hay nadie que supla a la intemperie.
Masticarte con los dientes debajo de la almohada,
sometido al desamparo impuesto por los escualos.
En un duelo constante con lo inconsciente.
Presión insoportable y ejercida por lo que se hacina
en mis vísceras. Lectura permanente de tu nombre,
como en la Naranja Mecánica le pasaba a Alex.
Aludes de nieve en tiempo de anticiclones,
de borrascas, de entretiempo. En definitiva, siempre.
Combates imposibles contra adversarios invisibles.
¿Batirse? ¿Contra qué, contra quién? ¿Para qué?
Vacío sobre vacío sobre vacío.
Silencios. Ahogamientos. Precipicios.
Desahucios. Centros de gravedad en pleno desplazamiento.
Tiemblo. Me caigo. Me desparramo por el terreno.
Lloro. Riego el asfalto. Tengo mocos. Babeo.

Espléndido alumbramiento: la verdad es parida
por un reo que no sabía que lo era
en aquellos momentos. Sentencia aplicada
por el juzgado de guardia: la realidad me condena
a vivir como un muerto.

jueves, 21 de julio de 2011

Nada de lo que guardo

I

Nada de lo que guardo
se dispone en estructuras pacientes
que alegren el disparate que me recorre.
Que me mantiene en este encierro
de cielos abiertos.

II

Construir quiero - rápido - un cobijo grato
para mi alma desconcertada. Pienso
en un rincón de tu cuerpo.

III

Desde las copas de los limoneros,
desde sus frutos gualdos,
insectos malos han surgido mordiendo
con sus artejos mis versos.
Envenenados han quedado
supurando malos tragos.
Un antídoto necesito
que salve las palabras
que tanto te dijeron.

IV

Inédito en el huerto hay un nido,
de presencia mísero,
nacido del quehacer
de unos jilgueros resueltos.
Quiero meter en la madejilla mis dedos
y tocar los huevos recién puestos.
El nido servirá de punto de partida.
Será la plataforma que aupe mi osamenta
por encima de los sueños rastreros.

miércoles, 29 de junio de 2011

Literalmente.

Cuentan que una vez, un bolígrado bic de punta fina fue despedido de su empresa al serle aplicado un E.R.E. Portando los papeles del despido, se personó en la oficina del I.N.E.M. que le correspondía, ubicada en una calle estrecha, húmeda y con vapores de orín. No llegaba a la maquina expendedora de los números de turno. Menos mal que un parado de nacionalidad boliviana que pasaba por allí, muy amablemente lo alzó y el bolígrafo bic de punta fina pudo hacerse con uno. Se puso a la cola y, como no lo veían, más de una vez fue pisoteado, pateado y tirado a la basura. Después de un buen rato y gran cantidad de vicisitudes (que no vienen a cuento), le llegó su turno. Una vez realizada la inscripción de nuestro protagonista en la base de datos administrativos y generados los formularios correspondientes, la funcionaria le dijo mientras trazaba unas pequeñas cruces en una serie de casillas:

- Firme usted aquí.

- Lo siento, no puedo - le dijo el bolígrafo - He llorado tanto desde que me echaron, que me he quedado literalmente sin tinta.

M (partes III y IV).

III

Abrazaderas vendidas por ofidios en las ferreterías.
Contorneándome, certeramente apretadas
para aferrar unos intestinos expuestos
y recompuestos tras la trifulca.
Espumadera del Cantábrico, saltarina de confines.
Sobreviviente de escaramuzas y traiciones.
Cóbrame alevosías y bacanales a buen precio.
Amoríos felones suceden, llevándose todo consigo.
Reclama manantiales nevados a la montaña de los escalones:
en ellos renueva las cantimploras para el tramo restante.
Reclama limpieza e higiene para los verdines de sus cortadas,
para las mohosas pasiones que su eco repite y alarga.
Reclama desfiladeros expeditos para muflones y vacas,
para que pasen con holgura las expectativas varadas.
Detente, mujer. Detente dentro de mí,
y siente lo que contigo siento, esté dónde esté,
me encuentre dónde me encuentre.

IV

No hubieron suficientes átomos e iones
para detener la putrefacción de tantos pesares.
Los previos y los posteriores. Los contabilizados por haber sido
y los que forman parte de las previsiones.
Salí de cuentas sin poder dar a luz,
pues no sé concebir, no sé engendrar, no sé alumbrar dragones.
Soy un mulo con orejeras y, además, demente.
Y, al mismo tiempo, un inútil al que le dan calambres
cada vez que es consciente de que te quiere.
Pero cuenta los estambres que hay en todas las flores disponibles:
son las veces que he querido, sin éxito, perdonarme.

lunes, 27 de junio de 2011

M (partes I y II).

I

Reman dentro de las caperuzas de tu cráneo
un ojo en cada una. Orbitan, no navegan,
flotan complacidos mientras fotones agrupan.
No hablan mal de sus guaridas óseas,
solares con cines en miniatura.
Al contrario: agradecen las embestidas de colores
que excitan los conos y bastones de sus retinas.
Se pelean éstos por ser los primeros de la fila
y catar sin intermediarios el estallido de la primavera
que a toda hora te domina. Dos iris que jaranean sus esferas,
proporcionando risas a sus circunferencias.
Iris que me dan la vida cuando me miran,
que me sirven de cementera, que las penas me esquilan.
Dos pupilas que se dan cuenta de todo, que se fijan,
de color verde oscuro dices. Yo los veo marrones,
como terraplenes barrenados por escarabajos y orugas.
Pero daltónico soy, ya sabes, aunque pinte a veces
lienzos en los que apareces desnuda, sin dobleces,
con toda la holgura que da la libertad que portas y excitas.

II

Estoy furioso. Escupo pescados y cefalópodos,
hambriento de tu hechura. Pretendo respirar todo el oxígeno
manufacturado por tu boca. Contigo no tengo mesura.
Soy un loco que sabe que lo es, y lo prefiere ser
a renunciar a tus poros exudando,
a tu ejercitar en el lecho,
a la presión de tu abdomen,
a la meta culminada por tus desvelos.

Estoy furioso. Escupo pescados y cefalópodos.
Mientras me calmo, me adhiero al bien
adherido a tu piel.

viernes, 17 de junio de 2011

El perro.

El perro vaga.
Pulgas mordisquea.
Jadea. Olfatea.
Mueve el rabo
cuando a la cara le miras.
Lo mete entre las patas
cuando le voceas.

El perro mea.
Levanta la pata
y chorrea la acera.
Rasca las baldosas
sin ararlas. Alguien
le da una patada.
Huye como una gacela.

El perro llora, llora, llora.
Una letanía aullada
impide la siesta.
Echa de menos
a esa mujer gorda
que, la otra tarde,
a su suerte lo abandonó
sin placa ni correa.

El perro sangra.
Yace muerto,
con más palos que una estera.
De costado lo encuentras.
Los surcos nos enseña
de su osamenta seca.
Silencio en la contornada.
La brisa levanta tierra.
Las moscas vuelan,
se posan y acicalan sus alas.
Los coches pasan.
Los pájaros en el cielo zigzaguean.

Unos niños la nariz se tapan.
- Mamá, un perro muerto.
La madre los aparta.
- Tendrán que recogerlo.
Niños, deprisa, a casa.
Que tengo que hacer la cena
y no tengo pensado nada.

martes, 14 de junio de 2011

El miedo (poema de adolescencia).

El miedo es el compuesto disolvente de mi vida.
El miedo es una callada sombra altiva que me habita,
proyectada sin bombillas, sin candiles ni bujías.
A todas horas me enerva y reclama.
Me para en medio de la nada.

Camino por la orilla de la playa.

El mar es un inmenso miedo, profundo y raso, verde azulado,
erizado por un misterio insano, promotor de fatigas,
de alaridos, de algaradas sin heridas ni sucios vocablos.

Como una tela sedosa,
el viento ondula el vientre plano de las aguas.

La brisa asalitrada coloca arena en mis pupilas.
Las palmas de las manos, abrigadas por mis axilas.

Lágrimas por mis mejillas.

Mi corazón es talado por el miedo,
como la uva cortada en la viña, segada y desprendida,
alojada en los cestos de mimbre, arrancada de sus raíces
sin posibilidad de regreso.

El miedo muerde al tiempo vivido, con dentelladas voraces,
descarnando los momentos coleccionados con esmero.

Se enfurecen mis versos por acción del miedo. Ofusca mi criterio.
Tu huella fija en mi cerebro hace fracasar mis empeños.
Un infierno sutil es tu susurro en mi cuello.
Tu miedo - mi miedo - me enloquece,
rasura mi cuello cabelludo sin necesidad de peluquero.
Quema una y otra vez lo convertido en cenizas, residuos, restos.

Soy una hoja quebradiza y reventada al chocar contra el suelo.
Soy un otoño químicamente puro.

Eres mi miedo.
Tú eres lo quiero.
Quiero lo que tú tienes,
menos tu miedo.

viernes, 10 de junio de 2011

Desconvocado por el mundo.

He visto en el espejo esta mañana reflejada
la más soldada tristeza
delineando mi cara,
ocasionada
por los funestos azúcares
de los ayeres contigo vividos.

Igual,
la manera manida
de rescatar encuentros del olvido,
no es el método más propicio.

Ni de eso se ocuparme:
de mi cerebro,
tras el corazón tronchado
y el posterior desconcierto.

Enfurecido,
desarbolado,
vencido me siento por tu reciente
y voluntario destierro.
Casi desnudo me siento sobre tu desnudo cuerpo,
ausentado
desde ni me acuerdo.

Saltarines y andarines mis intestinos,
lanzados a sufrir los tengo.
Con mi voz increpo a la luna y a los planetas
por no saber traerme sueños indoloros,
protagonizados por los dos,
tu mano en mi mano,
entrelazados,
excelsos,
quiméricos,
de ventura trufados.
No muertos.

Ando difunto por las calzadas
que me toca transitar.
Refunfuñando,
resignado,
exhalando quejidos y bufidos
por el desistimiento.

Saboreé tu fulgor con las yemas de todos mis dedos,
huérfanas de tu tacto,
ahuecadas por tus senos.
Amasé una fortuna en caricias,
rellenas de almíbar y estipendios,
para luego dilapidarla con el paso de los meses
con mi inacción y mi duelo.
Desconvocado por el mundo,
maltrecho,
no me atreví a buscarte
por temor a encontrarte opaca.
Y hoy
ni siquiera pensarte puedo.

Me esposé con mi propio miedo,
siempre fiel, siempre hiel,
transformado a veces en pavor,
mil veces más fiel y más hielo.

Más y más te quiero,
y no se frena el apego de mi siamesa agonía.
Debido a lo alejada que te tengo
e imposiblemente retornada,
me temo lo peor.

miércoles, 8 de junio de 2011

Sin medias tintas (poema sencillo a tu persona).

Pon tu mirada en la mía.
Es lo primero que espero
al despuntar el día.

Pon tu pecho en el mío.
Es lo primero que escojo
y, sin dudar, he escogido.

Pon tus pasos junto a los míos.
Sólo así entiendo el camino:
andando de la mano cogidos.

Pon tu soledad lejos de la mía.
Es lo primero en mi vida:
amarte sin fin y sin medias tintas.

sábado, 4 de junio de 2011

Dónde esta mi vida (poema de adolescencia).

Dónde está mi vida que no la encuentro,
que ha caído en un pozo, con el agua hasta al cuello.
Dónde palpita mi vida que no la siento en mi pecho,
que no la tengo amarrada aquí dentro.
Dónde está mi vida que no la veo, que no la poseo,
que se ha soltado de mi mano en un descuido,
asustada por tanto jaleo.
Dónde esta mi vida que no la encuentro,
que corre a arrojarse a una columna de fuego.

jueves, 2 de junio de 2011

Por favor, un comentario de texto.

Caprichos dichos sin entendederas,
de veras, al calor de las enredaderas
que pueblan las tapias de los caminos
harinados por el rocío. Deshoja suplicios
el terremoto acontecido. Revienta excusados,
techos de aluminio. No deja en pie ninguno.
Las grietas se abren por toda la tierra,
dejándonos solos y taciturnos. Es tu turno.
Sin abrigo alguno, trabaja de sol a sol
para acarrear pilas de sedimentos
hasta los prostíbulos. Mancebías abarrotadas
de ansias manifiestas, de excusas pronunciadas
a través de líneas rectas. Trabaja he dicho.
Rompe tu espalda con el ejercicio.
Haz de tu frente una regadera.
Tus brazos, duros como una piedra.
Tu espinazo, torcido como una palmera.
¿Qué esperas? ¿Momentos gratificantes,
mujeres rutilantes y negras? De baja estopa,
encontrarás puteros desafiantes,
hombres de las cavernas embutidos en perneras,
con las carteras descargadas, disparando
cartuchos de saliba y cubalibre, encendiendo
mecheros de mecha con miradas ígneas y cicateras.
Roturas en las tuberías. Griferías de materia podrida.
Escapes de agua corriente. Sólida, blanca, espumosa.
Transparente, quieta, plana como el aceite,
cuando deja beberse. En cualquier recipiente,
en cualquier palangana vaciada de orín caliente.
De los que se deja debajo de cama para calmar
vejigas despertadoras a las cuatro de la mañana.
Celosías en los patios de Andalucía,
para que se plasme la primavera plena
en las caras a ellas asomadas: blancas, perfumadas,
animadas por la brisa caldeada del poniente.
Porque hace poniente. Queman las moléculas de aire.
La meteorología funciona como un horno
al aire libre. Y cuando sea verano, ¿qué haremos?
Escondernos en los bajíos del barrio, en la sombra
de las callejuelas, sobre los adoquines sobrevivientes
de la quema general y completa.

miércoles, 1 de junio de 2011

Hay vida.

Hay vida.
Delante, detrás, por los cuatro costados,
en las palmas de las manos,
en los pasos no caminados,
debajo de la piel, fuera de la piel,
sentados y de pie.
Hay vida.
Extensa. Intensa.
Deseante. Declinante.
Aburrida. Desbordante.
Ordenada. Libertina.
Hay vida.
Vida a raudales, para empacharse de días,
para que se coman a besos los amantes,
para recorrer en mundo de parte a parte,
para abandonarse a la suerte.
Hay vida.
En cualquier esquina,
en cualquier trecho,
en cualquier oficina.
Hay abrazos, sudores, juegos,
licores, caídas, tropiezos,
hasta nuncas y hasta luegos.
Hay payasos en la pista,
escombreras en las afueras,
acequias para las huertas,
muescas en las murallas,
escaleras para subirlas.
Hay vida para que sepamos que la hay,
para exprimir uva en un barreño,
para amasar los cuerpos que nos conciernen,
para contar cuentos a los nietos,
para llorar de risa y reir contigo siempre.
Hay vida todavía.
Y quiero vivirla con acierto:
sin el apego a los motivos,
basculando entre la duda y la evidencia,
pero en todo momento y lugar,
apasionado y comprometido.
Hay vida
para comerse el fruto prohibido,
o para dejarlo en su sitio.

sábado, 28 de mayo de 2011

En las dársenas de los últimos momentos.

A bordo nacemos
y a bordo morimos,
a bordo de un velero al pairo
bautizado vida.

Al navegar,
dejamos estelas de plata
muy provisionales,
que olas repentinas
las deshacen.
Y así los acontecimientos,
se desvanecen.
En brumas de pasado
se convierten,
ubicadas en la línea de poniente.

Sin necesidad de catalejo,
avistaré el último puerto
- en alguna costa futura -,
y allí,
solo,
me dejaré el pellejo
y ocuparé alguna sepultura.

Antes que el mío,
millones de veleros
han atracado en el puerto zaguero
dónde siempre queda sitio.

En sus muelles
nos encontraremos:
en las dársenas
de los últimos momentos.

Y después,
¿qué haremos?

Soltar el velero para que,
con la marea,
parta de nuevo
en busca de otro marinero.

martes, 24 de mayo de 2011

La plaza.

(poema aceleradamente escrito
y no corregido con suficiente esmero)

Asimilé la insidia demasiado pronto y durante demasiados años,
simultaneándolo con la acumulación de tarjetas de crédito.
No quise saber nada de las lágrimas derramadas
detrás de las paredes que, como abismos, me separaban de los otros.
Me acurrucaba en mi rutina, abrazado a una agenda de piel que reconforta,
rebosante de citas. Miraba mis cuentas bancarias
y creía que el mundo entero me sonreía, me reclutaba, me precisaba.
A mí, el rejoneados de retos,
el escalador de cimas inasequibles,
el ilusionista que no necesita ni bombín ni señorita acompañante.

Abatían cuerpos en los telediarios y seguía masticando mi comida,
ajeno a las camillas, a los alaridos, a las matanzas,
mientras me quejaba de mis preocupaciones mundanas,
a veces, a quién no conocía.

Me olvide de mi conciencia. La deje enlatada en la despensa
sin fecha de caducidad impresa.

Me desabroché el paracaídas nada más saltar de la avioneta:
tan indestructible me creía.

Y de tanto vomitar un día, mis tripas acabaron esparcidas
entre adosados, cilindradas, viajes,
maledicentes, borracheras y corridas.

Y de repente, otro día, vi miles de personas sentadas en una plaza
levantando las manos al unísono, aleteando como mariposas,
ubicadas en brazos que salen de cuerpos que ocupan personas
que han descubierto, por fin, que lo son,
y no mercancías, u objetos, o clientes, o contribuyentes,
o votantes, o estadísticas.

Y hoy, ahora, en este mismo minuto, en este mismo segundo,
tengo la esperanza ocupando mi corazón,
como esa plaza la ocupan los que tienen más que yo:
futuro, coraje, templanza, alegría.

No lo dudéis:
mi hijo estudiará en escuelas sin pupitres vuestras semblanzas,
dentro de una asignatura que la titularán democracia.

domingo, 22 de mayo de 2011

Veremos

#A todos los revolucionarios y revolucionarias del Mayo Español de 2011.

Veremos las cajas de caudales repletas de claveles.
Veremos a los poderosos arrugar sus frentes.
Veremos fusiles y proyectiles abandonados en los cuarteles.
Veremos produciendo futuro a fábricas y talleres.
Veremos corazones libres escribiendo las leyes.
Veremos raíles invencibles llevarnos hacia delante.
Veremos la alegría manar de las fuentes de las ciudades.
Veremos miradas valientes en todos los hombres y en todas las mujeres.
Veremos a los delincuentes encorbatados ingresar en las prisiones.
Veremos manos alzadas sustituyendo a los silentes.
Veremos cadenas quebrarse por los cinco continentes.
Veremos vencidas todas las pesadillas. Veremos claudicar al hambre.
Veremos abrazos por centenares de miles, los besos desbordarse,
versos poner a nuestro alcance ganas para vencer cualquier trance.
Veremos triunfar a los débiles. Veremos a la gente construir su destino
sin pedir permiso a nadie. Veremos pensamientos hacerse demoledores.
Veremos estudiar en los pupitres, la frases escritas en las paredes.
Veremos jóvenes altivos, a pecho descubierto, haciéndoles frente
sin nada en las manos y sin cadáveres.
Veremos el asfalto ocultado por multitudes
sabedoras que, solo caminando, cambiarán el mundo para siempre.

Veremos la utopía recorrer las calles para, entre nosotros,
quedarse.

sábado, 21 de mayo de 2011

Dando a luz soledades.

En la batalla de mi carne
- la que viene cesando -
no he que querido la victoria.

He querido consumir
- y he continuado sangrando -
los soles de mis memorias.

He sido porvenir, cometa,
caballo sin crines.
Y luego fui
una cadavérica y vacía vena.

Soy soledad precipitada ahora,
como una lluvia, como una catarata.

Tengo en el papel
- calladamente -
escrito un poema.

Y me tiene llorando
y dando a luz soledades.

viernes, 20 de mayo de 2011

Oteo mi llanura.

Oteo mi llanura.
Ver su superficie negra,
hambrienta de luciérnagas.
Rota y desahuciada
la fruta germinada en mi llano:
miel en los labios ayer,
púa hincada hoy,
y mañana, vil lección aprendida
sin tiza ni pizarra.
Oteo mi llanura.
Verla perdida, abandonada,
poblada de malas hierbas y
resecos cardos. En el horizonte,
espuma eléctrica exaltada,
quejosa, escandalizada.
Y unos copos de color sangre caen,
exageradamente densos, rojos,
que no son de nadie
y hechos de malos tragos.
Y un caudal de sudor frío, polar,
mana hasta las mangas
desde la frente arrugada.
Oteo mi llanura.
Veo a una mujer,
vestida con sedas y montañas,
desechar opciones claras.
La veo danzar al son de notas trazadas
por la calima estival, vertical,
ascendiendo hasta postrarla.
Me mira, me llora.
Sus dientes son espadas blancas;
sus lágrimas, gotas de lluvia
y derretida roca enamorada.

martes, 17 de mayo de 2011

Son dudas de papel.

Las veo flotar: son dudas de papel,
son seres de papel, vidas de papel,
papel de cuarzo eclipsado y planetas de miel.
Y las veo flotar:
flotar en ensenadas de viscosas pesadillas,
flotar muchas de ellas,
una ahogada y otra viva,
una iluminada y otra extinta.
Y un bajel en mi sien
surca el oro papel.
Y seres de papel,
y biografías y mundos de miel.
A todos veo: esmeraldas los seres,
malogradas las biografías
y dulces los mundos de miel.
Las veo flotar: de puertos angostos parten
y en un bajel surcan mi sien.
Y el papel de oro color es.
Las veo flotar:
son dudas de papel.

PRESENTACION POEMARIO 'QUÉ HAY EN TI QUE TANTO HIELA'

El próximo día 3 de junio de 2011, tendrá lugar la presentacion de mi poemario 'QUÉ HAY EN TI QUE TANTO HIELA'.
El acto tendrá lugar en el Centre Cultural El Teular, calle El Teular s/n en Cocentaina, Alicante. La hora de inicio está fijada para las 20:30 hrs. La entrada es libre.

Tendremos ocasión de hablar sobre la obra; mal, bien y regular. Se recitarán algunos poemas con la voluntad de emocionar a la audiencia. Los asistentes podrán adquirir libros y el autor firmará ejemplares.
Será una fiesta de la vida y de la cultura.
Si deseas y puedes venir, ven. Estás invitado.

sábado, 14 de mayo de 2011

Marinos sudores (poema de adolescencia).

Marinos sudores,
lúgubres y desventados licores
que son mi vida.
Pensamientos de niño
que son estas líneas,
que son la nada
ahogando mis días.

Contra una gris
y huesuda pared,
me atormenta tu sed.

Una sed de vida,
de pasión de mujer.

Quiero verte
y no verte perdida.

Airosos desatinos,
momentos viles y cansinos
pavimentando mi camino;
que son mi todo cubierto
de lodo sucio y desteñido.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Venciste.

Quiso la muerte, llegada a hurtadillas,
avanzada la noche,
no dejar paso al resto de tu vida.
El relámpago negro entró en tu cuarto
y se metió en tu cama como un lagarto.
No hubo aviso como en los toros.
No hubo resplandor alguno. No hubo trueno.
No hubo modo.
De súbito, las puertas y ventanas se sellaron.
Todos los folios de tu casa se rasgaron.
Se pulverizaron los calendarios,
Extrajo de un coletazo, tu futuro de los armarios.
Se desplegaron todos los sudarios imaginados.

La sangre en un instante se detuvo,
queriendo extinguirte con un sobresalto.

Se oyo una sirena desde lo alto.
Se iluminó la calle con intermitencias amarillas y rojas.
Se oyeron voces alarmadas, rodaban
ruedas de camilla desengrasadas y cojas.
En una bolsa de plástico, tu ropa arrugada.
Una pildora disolviéndose rumbo a tus células rotas.
Goteros goteando gota a gota. Dígitos en la consola.
Jeringuillas hincadas. Enfermos en las otras alcobas.

Hurgaron en tus entrañas durante media hora.

Y venciste.

Dolió la batalla mucho,
tu pecho bastante.
Tu cabeza quiso explotar de frustración y rabia.
Nos dolió la espera
en esos pasillos cenitales y vacíos de batas.
Lloramos, callamos; rezamos hasta los ateos y las ratas.

Pero venciste.

Quedaste exhausto, asustado, sudado, sedado,
con cables conectado a varios artefactos.

Pero venciste.
Venciste para que vencieramos
al abismo insospechado.

¿Qué digo?
Ellos vencieron por ti, por nosotros:
los de las manos blancas de látex,
los fontaneros de lo milimétrico,
los aliados con este lado,
los que hacen milagros de continuo
y no quieren ser beatos.

Los que salvan vidas por un salario.

Gracias, hermanos,
por salvar a mi hermano.

(Mi hermano tuvo un infarto de miocardio el pasado martes a las dos de la madrugada.
Hoy podemos decir que está bien y quedará bien, todo gracias al magnífico trabajo realizado por el personal del SAMUR de Bétera, del Hospital Arnau de Vilanova y del Hospital Clínico Universitario, ambos de València. Este poema está escrito para honraros.)

viernes, 6 de mayo de 2011

Bestia gastada (poema de adolescencia).

Ahora callo,
y no aguardo frustrado,
el advenimiento casual
de los acordes anuales
en la guitarra
de tu tronco ondulado.

En la plaza anochecida
buscaba tu estela esquiva.
Mi cabeza te buscaba
portando unos ojos enfurecidos,
alineados con el vacío y la nada.

No te encontraba.

En las cabinas marcaba
tu número despacio, y sonaban
los tonos, uno a uno.
Y después del primer minuto,
soportaba tu discurso
de chiquilla mal criada.

No entendías nada.

Tiraste mi alma
por la sima que emplean
para deshacerse
de las bestias gastadas.

martes, 3 de mayo de 2011

Descalzos andan.

Descalzos andan
mis pies
sobre el barro embrujado,
las sombras alargadas
de la media tarde
son como cimitarras de sangre
atravesando remansos.

Las aguas que cayeron en la balsa
desde el lavadero
abandonaron la catarata somera hace rato,
mosquitos, dejar de fabricar esferas,
escuchad vosotros los lamentos
desde la carretera,
escuchad
las letanías pronunciadas
por mis huellas,
en los huecos grabados por los dedos
espuma y ácidos lentos
quedan estancados, y en ellos
aletean
cucharetas y escribanos,
noches lácteas, amagaros sin recelo,
contemplad los regueros sanguinolentos
desembocar en los agujeros del secano.

¡ Gritad gorriones y demás seres aéreos ¡
¡ O volar nítidos para que os vea ¡
Vuestras vocecitas de aves canijas
se escurren,
se dejan oír sin apenas volumen,
un silencio avasallador
a los machos en sus establos enfurece,
el relinchar simultáneo
calza mis pies recién labrados,
y dan vida al barro
y al agua podrida
que los descalzaron.

lunes, 2 de mayo de 2011

Ejercicio poético (ii)

Desliz brillante en la tarde
aguardando triste la espera:
eterna soledad austera
que en el corazón me arde.

Un fuego fatuo brota y nace
entre nuestros espíritus heridos,
en la noche dos perdidos
transitando por algún oscuro cauce.

Locuras que palpitan como estrellas
cuando por fin regreso:
hadas inmaculadas y bellas
que acogen entre infantiles besos.

Es el final de un dilatado sueño
y hay un paisaje amargo ante mí:
me siento sutil y pequeño
y mis palabras anhelan un fin.

Mi yugo y mi espada.

Veo clara tu silueta neta y yaciente,
ese nulo proceder que es el llanto de este poeta,
cristales hondos en óvalos pardos,
guardianes de mi amargura fermentada,
miedo desnudo concentrado por pares,
centelleos verdes y hostiles,
tus ojos sobre el hule de la mesa,
erupciones de lavas y alcoholes,
roncos rumores procedentes de un mar árido,
reflejos en un espejo romo y sin marco.

La fecha de mi muerte tatuada en la piel,
femenina humedad en mis yemas,
muda y finada negrura, arrugas palpo
en las sábanas, mármol ausente en la escalera,
todo el silencio disponible anida en los tímpanos,
abismos y espirales, con los pantalones bajados
y temblando. En mi interior se retuercen
las olas viscosas del infierno,
tu olor,
tu foto,
tu frase postrera.
Tú, miedo mío,
eres mi yugo y mi espada.

domingo, 1 de mayo de 2011

Digo que muero y digo que vivo.

Digo que muero
y digo que vivo.
Un ramillete de flores negras
rodean mi cuello.
Y digo que muero.
El ayer y tu silueta
iluminan mis sueños.
Y digo que vivo.
Y digo que muero
y te lo grito, mujer.
Me buscan tus labios
combados por el juego.
¡ Dámelo, mujer,
de tus ojos el fuego ¡
Se abren mis poros
al nuevo acontecer,
a otro día. Y digo que vivo.
Una herida sufrida,
amada mía, que mana
en mi piel que es tu piel.
Y digo que muero.
De la suma ausencia
se nutrirá el anochecer,
al no revelarse tu contorno.
Y tu quehacer, ¿qué es?
practicar chantajes y sobornos.
Y digo que vivo al verte
y digo que muero al no tenerte.
El puñal fraguado en tus horas
se hunde en mi costado
escociéndome. Me desangro, mujer,
sin rasgaduras ni derrames.
¡ Me reclaman tus recuerdos
combados por el juego ¡
Y por el fuego,
y por el estrellado cielo.
Cielo negro como el ramillete
alrededor de mi cuello.
Son tuyos mis deseos
y todo mi desconsuelo.
Con tus pensamientos ocultos
se perfuma mi destino difunto
para oler bien.
Huyo derramando mi sombra
sobre el empedrado gris y helado.
Huyo sin pausa de ti, mujer,
y digo que muero.
Huyo sin prisa de ti, mujer,
y digo que vivo.

viernes, 22 de abril de 2011

Un futuro hermoso tu amor.

Mi vida un candado de nieve,
sin su llave de sol.
Mi alma en un camino sin retorno,
sin tu abrazo de calor.
Mi amor una idea negrera
que imagino con dolor.
Mi vida, una larga lágrima.
Mi alma, una temporada de lluvias.
Y un futuro hermoso,
tu amor.

jueves, 21 de abril de 2011

Pardo sudor.

Pardo sudor en el campo,
derramado por las frentes
que siembran el pan con los arados.

El mediodía arruga la piel picada
y que sabe a hiel. Sabe a hiel
por culpa de la escasez de ombligos.

En el camino no se ven las piedras
en las que tropiezan los campesinos.
A bordo de sus monturas,
beben de sus arroyos de vino.

Arriba, alcanzando la cima,
ascienden alados y lentos
mulos, asnos y caballos,
serpenteando entre los espinos.

Se hinca la reja en la tierra
y una línea de vida se escribe.
Delante de ella una caballo arreado
y una boca que gritando, gime.

En la Estación de Madera (iii)

Vagones detenidos de desvencijados techos,
sois un murmullo de colmenas viejas:
a la orden de una voz
- como ordena la rutina -,
a la orden de un reloj
- como ordena el reglamento -,
saldréis de vuestras tumbas estáticas
para romper mi diario adormecimiento.
Murmullo casi sordo, murmullo casi musical
que proclama unas cuantas mentiras.
Sois ahora, en pleno viaje,
lentos vagones en movimiento. Todo oscila.
Fuera de aquí, está el universo que pasa
vertical, velado, como un espectro.
Sois, vagones, un correr despacio y un andar deprisa,
cajas de resonancia de quejidos metálicos.
Acumuláis brisa, no viento.
Brotan minutos en los cristales aguados:
aparto la mirada del firmamento de gotas,
de las imágenes que se forman con ellas.
Callo. Detengo los pensamientos.
Escucho el murmullo - o melodía -
venido de la profundidad del día.
Venido de abajo, del rodar simultáneo
de una docena de ruedas.
Casi me quedo dormido. Casi sueño contigo.
Me apeo en la próxima parada,
apenas me queda espera.

domingo, 17 de abril de 2011

En la Estación de Madera (ii)

Hay silencio en el andén.

Ha enmudecido el hierro constreñido,
hecho formas moribundas y malheridas,
como aquella hierba seca tras la alambrada
o como aquel raído cartel.

Hay silencio en el andén.

Cae una lluvia fina, sin apenas agua.
Se adormecen gabardinas empapadas
sobre dos pobres bancos, en tropel.
En mis bolsillos llevo un papel
con las tareas anotadas.

Hay silencio en el andén.

El sol no mira, se ha cegado sin querer,
¡ha extraviado su monóculo de miel¡
Intermitente recorre el andén,
queriendo abrasar el cemento mojado,
ahora que no lo puede hacer.

Atraviesan la entrada arqueada,
figuras ensombrecidas una a una
dejándose la vez. Cuelga del dintel
una bombilla sucia con su esplendor ralo.
Llega a iluminar la puerta del excusado.
La enciende el jefe girando el mando
para achicar tinieblas, entre tanto anochecer.

Hay silencio en el andén.

Nada vive
y la madrugada acaba de nacer.

sábado, 16 de abril de 2011

En la Estación de Madera (i)

I

Tren verde que llega,
tren verde que va.
Sentado respiro este domingo en este banco,
esperando un tren verde que llega,
un tren verde que va.

Huye un sueño por los andenes
que el espacio y el tiempo
construyen a mi alrededor.

Huyó el sueño verde,
como aquel tren verde que se fue a algún lado:
respetando el horario.

Del tren verde que llega
se apea un hombre alto con un niño de su mano.
Los cables en lo alto cuelgan cóncavos,
proyectando una sombra que atraviesa sus cráneos.

Otro tren verde llega.
En ese tren verde me subiré
sin coger a nadie de la mano. No es extraño.
Solitarios, un sueño y yo compartimos este banco,
así como el resto del año.

II

Una novia azul
se ha unido al cortejo.
Azul y estirada
como una cinta de cielo veraniego.

(Se nubla su azul
cuando me fijo en ella)

Una novia azul
se ha unido al cortejo.
Junto a los verdes novios
del ayer, de ahora,
de luego.

Tras la ceremonia,
alguien alzó una pequeña bandera roja, sonó un silbato.
Y la azul novia, enganchada, se fue con su novio verde
rumbo a Catarroja. Espero.

miércoles, 13 de abril de 2011

ESPÍRITU DOS DE ABRIL

Prendimos fuego a nuestras almas
provocando una hecatombe.
De felicidad, pero hecatombe.
Una plantación de sonrisas vi brotar
en medio de un montón de gente;
de la mejor que uno puede encontrar,
abrazar, besar y con ella concernirse.
Exijo a los presentes que no se dejen
abandonar tras el paso de la corriente.
¡ Aquéllo no fue una riada ¡
¡ Fue el Amazonas que cambió de cauce ¡
¡ Decidió venirse a Bétera
para darnos a los de Cheste
agua suficiente para saciar
nuestra sed de querientes ¡
Yo, el viernes que viene no, el siguiente,
me reúno conmigo mismo
y con una cerveza espumeante,
para reandar el camino que antes
tuve que perderme. ¿Quién se viene?

lunes, 11 de abril de 2011

Ejercicio poético (i)

Una ilusión de fondeadero,
un cartucho en la cartuchera,
una garza en la albina era,
mi amor en un sucio madero.

En tempestades uso mi tiempo
evitando tu silueta rapaz.
Sobre mí tu mirada fugaz
auscultando lo que no entiendo.

Luceros tus ojos de estupor,
con luz y siempre bellos.
Voltean tus largos cabellos
entre lizas de puro amor.

Calla mi garganta en la mañana
al morir tu esplendor en la senda.
Quise verte rubí pero la contienda
tapó tu alma con calina insana.

domingo, 10 de abril de 2011

Busco

Busco.
Recorro las tierras del mundo buscando.
Rebuscando. Hurgando entre los interludios
y los meridianos. Un día tras otro,
sin la máscara puesta; me he acostumbrado.
Habitualmente asomado a los umbrales.
Busco: te lo reitero, te lo juro.
Una luz en la medianía que me oriente,
una luminaria cualquiera pero eficiente.
Busco entre los animales y la gente.
Lo hago constantemente. Conozco todos los caminos,
todas las riberas, todas las calzadas, todos los arrozales.
Un paso, luego otro. Imaginándote y estremeciéndome.
Mis huellas estampadas en la arena, se pierden
desquiciándome. Están mis pasos en el alquitrán también,
cubriendo las avenidas. Duermo una noche aquí
y la otra allá: como destino la brújula,
como único mapa mis saturados sentidos.
Y sigo buscando. Encuentro a un hombre fumando,
a un perro orinando, a un niño embarrado,
a alguien con la boca abierta comiendo.
Y todos me preguntan: ¿qué buscas, viajero?
Yo callo.
- No podemos ayudarte, viajero - dicen -
no sabes lo que buscas con tanto empeño.
Sigo callado. Están en lo cierto.
Mis huellas estampadas en la arena, se pierden
conmigo. Duermo y no me despierto:
la oportunidad de quedarme quieto
y abandonar este despropósito.
No estoy cuerdo y me desdigo.
Busco. Y todo vuelve al principio.

sábado, 9 de abril de 2011

Y cuando te encuentre no será lo que quiero

En el bosque de la alegría te busco sin descanso.
Tus huellas dejadas en la tierra las siento
como siento los latidos de mi corazón.
Fantaseo bajo las carrascas y los álamos:
te contemplo bella en el aire sustituyendo al paisaje.
Sigo por las sendas que se pierden entre los troncos.
Llego a mi destino pero no tengo tu aliento en mi cuello.

Todo es inútil.
Todo se ha vuelto completamente incierto.

No estás. No existes.

Nada encuentro a mi paso que me salve del manicomio.

Mis retinas exigen fotones gratos procedentes
de tu sonrisa resucitadora y de tus perlados dientes.
Mis labios demandan tus labios esponjados y calientes.

Antes todo era inmenso. Ahora todo es inmundo.

Me hundiría y me hundiría hasta tocar
con los talones el barro del infierno. Es lo único que prefiero.
Quiero llenar mis tripas con ese barro
si tú no caminas a mi lado.

En el bosque de las añoranzas te busco sin descanso.
Te busco y no te encuentro.
Y cuando te encuentre no será lo que quiero.

ESTOS SON MIS DÍAS

Estos son mis días.
Levantarse con el alba palpitando en el confín del mundo.
Cruzar el asfalto con peces de colores nadando a mi alrededor.
Malgastar las horas hablando, escuchando, escribiendo, leyendo.
Mecanografiando.
Callando de vez en cuando.
Soñando.

Estos son mis días.
Unas hojas de calendario que caen en otoño esperando el invierno.
Estoy seguro de que llegará el verano corriendo.

Estos son mis días.
Laberintos pensados por un retorcido arquitecto.
La nada.
Lo extraño y lo incausado simultaneándose en el minutero.
La soledad que se aferra a mí sin perder un momento.

Estos son mis días.
Una existencia que grita, que se duele de melancolía.
Veo como las cadenas se disuelven. Pero es una ilusión óptica.
Es un espejismo. Es irreal lo que presencio.
Los grilletes continúan firmes en su propósito.
Y la libertad,
como una locomotora rota y descarrilada,
no llega.

miércoles, 6 de abril de 2011

LA NOCHE FUE LARGA

La noche fue larga.
El nudo en la garganta.
Huyó el león de piedra rumbo a la atalaya.
Cayeron muertas las columnas grises, agotadas.
Por allí viene la libertad de sosiego coronada.
Ha venido presurosa para ganar en la batalla.

Se tornan dulces las horas. Se acorta la jornada.
El nudo se desata en la garganta.

Por ahí cerca han visto
a la nostalgia agonizar sola.
El pasado cayó asesinando
a la blanca paloma.

No volverá a volar.
Quiero pensar en ella. Me obligo a ello.
Me sincero con el cenicero.

Las noches continúan siendo largas.
Humo mortecino sale de mi garganta.

lunes, 4 de abril de 2011

EL NIÑITO ENLUTADO

I

El niñito enlutado escuchaba
el mar encerrado
en una concha marina.

En una concha marina,
el vacío olas fabricaba
y el mar componía con ellas
sinfonías, odas y liras.

II

La luna remontaba de nuevo
y las estrellas pálidas eran su compañía.
El niño enlutado, sentado en el suelo,
la vio salir aquel día.

Húmedos se tornaron los ojuelos
del niño enlutado.
Quiso verles en el cielo
y, por todos los lados,
solo vio huecos negros
Quiso ver y no vio sus caras,
ni sus manos ni sus miembros.

Solo habían huecos negros
en el cielo y sin nadie dentro.

domingo, 27 de marzo de 2011

POR ESO SIGO

Camino repensando sin cesar
las huellas que dejo.
Camino sin saber
que hago, que digo.
Solo camino y camino:
soy un peregrino del olvido.
Una ropas raídas,
unos zapatos consumidos,
unas monedas en los bolsillos
y un corazón desvalido.
Respiro a estas horas de la mañana
los primeros aires del día.
Solo, andando, entiendo la huida,
siento la verdad
que subyace ocasionando heridas.
Tal vez por eso camino
y por eso sigo.
Por eso vago y omito constantemente
lo ocurrido.

sábado, 26 de marzo de 2011

A TI

(poema inacabado)

A ti, anhelo experimentado, materializado, hecho realidad
aquí al lado. A ti, astro recién estrenado, hermosura gitana sempiterna.
A ti te doy lo que tengo y lo que no tengo,
mi ser, mi estar, mi parecer
y el resto de verbos sustantivados.
A ti, mujer, que desencadenas las tormentas del año
con un parpadeo de tus ojos desenmascarados.
A ti, mujer, que tus labios son verdes rubíes, no colorados,
ligeros y dibujados con un lapicero del número cuatro
en manos de otro estupefacto.
Contra ti se estrellan mis ansias de existir con desparpajo.
Sin ti estoy como esa estatua: cagado por las palomas,
carente de vida y con cara de alelado.

jueves, 24 de marzo de 2011

LUDWING

Embiste una nube en el ruedo atmosférico contra un toro etéreo
que no sé si es recio. Gotas procedentes de violines caen una a una
provocando resurrecciones, aluviones de añoranzas.
Vibra la primavera por mis altavoces
y me cosquillean las vísceras: ¿de dónde salen
estas gemas de aire que me penetran, a través de los tímpanos
y de las otras membranas? Ahora no oigo notas:
oigo una contienda entre milibares y borrascas.
Veo pastores en la montaña encharcada
de la tormenta huyendo, conduciendo ovejas mojadas y gachas.
Gigantes redondean el contorno con sus panzas.
Risotadas en los metales. Batutas en desbandada.
Flautas sustituyendo gorriones, violines haciendo magia.
Lágrimas queridas, necesitadas, segregadas con ansia.
Celeridad y flema en una misma hornada.
Cuerdas y timbales me regalan otra batalla contra los elementos.
Un andante y dos allegros: tres movimientos
para dejarte quieto, paralítico, eternamente enmudeciendo.
Si Dios existe, habla como tú escribes. Intimo con el universo íntegro
a base de sentir devastaciones. Y por cierto:
no hay adagios que valgan. La orquesta lo dicta, lo proclama:
la vida todo lo conquista y de todo se adueña. Nunca se amilana.
Todo es triunfo. Nada ni nadie engaña. Lo seremos todo sin esperar a cambio nada.
¡ Belleza máxima en los pentagramas ¡
Centenares de neuronas excitadas ordenando entremecimientos.
Pelos erizados recorriéndome entero, escalofríos a mansalva.
Ascensos, descensos, llanuras exaltadas.
Monto sobre melodías de colores encabritadas.
Vivo tantas veces como me frecuentan las corcheas que tan pronto escalan
como resbalan desde cumbres fantásticas.

No cabe más maestría en un semblante serio ni en una semblanza alemana.
No hay mejor culminación para cualquier intención humana.

Para que quiero los ojos si existen las orejas.

Me despierto y me voy a la cama.

(sinfonía nº 6 en F mayor, opus 68 "La Pastoral" de Ludwing van Beethoven)

martes, 22 de marzo de 2011

ERES OSCURA

Eres oscura.

Como el destino de todas las cosas,
como la hora de la sepultura.

Como en la hora terminal.

Aislada en el aislado satélite lunar.

Nueva como la luna nueva.

¿Más sola que la una te quedarás?

Responde tú a la pregunta.

domingo, 20 de marzo de 2011

TRES POEMAS

I

Antes que nada,
voy a citarme en los infiernos
con un fantasma
que quiero cohechar. Me subraya:
- "Qué no hay dinero que valga.
Si quieres más suerte
tienes que venderme tu alma".
Y en las cuesta de las nubes
voy doblando las sábanas.
- "No te voy a vender mi alma.
Toma mis ojos
si te sirven de cobranza"
Impasible,
el fantasma al orden me llama:
-"Tu proveedor soy
y sin luz quedarás".
-"Quedaré sin luz
después de todo.
Me han asegurado que la muerte
vendrá mañana".

(Antes que nada,
voy a enterrarme
para ponerme al resguardo
de las alimañas)

II

Alcanzando la superficie del planeta
me encuentro con dos alevillas, dotadas
con blancas alas, con albinos sustentadores
hechos para que triunfe la algazara.

Qué pena me dan los que transitan
por las variantes que construye la muerte
a escondidas, a hurtadillas.

Muerte, trampa dentada, no la pises
con los pies. Alternativa que se ha visto reflejada
en tus pupilas miedosas. Lágrimas al final,
verdes increpaciones, brotes de ayer,
ansiosos por crecer y crecer. Con espinal
adjetivo la médula que te atraviesa vertical.
Quedará horizontal
cuando yazgas en la sepultura.

III

Ven que quiero tu vida luminosa,
compartir contigo lo que siento,
sacudirme el polvo del tiempo
y construirme una morada más rala.

Ven que quiero tu vida acuosa,
tu desfiladero caminado.
Ven que quiero tu vida terrosa,
tenerte cultivada en la vaguada,
solar de mi próxima casa.

Ven que quiero tu vida toda.
Déjame compartirte
que tú del sol no eres sola.

sábado, 19 de marzo de 2011

AHORA ESTAS LEJANA

En el pasado actuaste
bajo la acción de mis lágrimas.
Un sin querer constante,
un sin poder inacabable
en tus membranas corporales.
Aprendiste bien la lección.
¿Tu mayor enemigo? Tú.
Padezco esa lucha tuya
como si fuera mía.
Es amor. No lo dudo,
no lo dudes tú.
Vivir
lo que nos has vivido
es amor.
El resto de tu predicamento
es un engaño, un horror.
A pesar de todo el mundo,
exhaustivamente todo,
te quiero tener.
Fuera del tiempo y del espacio,
sin sapos atravesados en el esófago,
sin grilletes atenazando mis pies.
Despegar sin alas es peligroso.
Me lo dijiste ayer.
Dudas razonables,
montones de dudas.
Siempre, la sonrisa forzada,
un mentiroso reír
que por dentro no es nada.
Lejana,
ahora estás lejana,
mujer.

viernes, 18 de marzo de 2011

LAS FALLAS DESDE UN BALCON DE LA PLAZA DE ESPAÑA

Gente a raudales. Multitud caminante,
abigarrada, acompasada con el caos circundante.
Titanes de cartón piedra emergen
entre los edificios y los hilos colgantes
que llevan corriente. Son gigantes de vivos colores.
Esperan ansiosos galardones
impresos en estandartes. A sus pies, inmóviles,
escenas formadas por hombres y mujeres,
infantes y animales, vehículos y otros enseres.
Sonrisas semicirculares hay en sus caras,
y portan ojos saltones que se fijan mucho
y sugieren. Monigotes sujetos con maderos,
resignados, que esperan el fuego como mártires.
Suenan explosiones. Una tras otra,
rápidamente. Se suceden por doquier
tímpanos dolientes. Pero vibran los corazones.
Se entremezclan notas musicales
de himnos y canciones. Además, hay pitidos,
ruidos de motores, autobuses y camiones, gritos,
policias y ladrones. Huele a aceite.
Comen buñuelos con chocolate.
Pisan pétalos desprendidos, rosas, margaritas
y faldones. Se topan de bruces con blusones.
Pañuelos a cuadros rodean cuellos
y peinetas se clavan en los moños de las jóvenes.
Niños dormidos en los brazos de sus padres.
Se hace de noche y todavían quedan ejércitos
por pasar delante de la vírgen.
También es gigante. Y mira hacia abajo con ternura
a la fallera que la mirada le devuelve.
Lagrimas se deslizan por su cara maquillada
y desembocan en las baldosas grises.
Dentro de unas horas, todo será ceniza.
Habrán bomberos vertiendo agua en las hogueras
en que se convertirán las fallas, irremediablemente.
Pasó el año pasado. Llegará el año que viene.
Y otros gigantes saldrán zalameros de sus talleres
y, sin mover un músculo, conquistarán las calles.

jueves, 17 de marzo de 2011

HAN PASADO LOS AÑOS

Han pasado los años
en la carretera,
han pasado los años
teniéndote en cuenta solo
o con una o dos parejas.
Y hoy, la luz de lo gris
tiñe mi quietud primera.

Han pasado los años
en las redondas eras,
han pasado teniéndote en cuenta
quisiera o no quisiera.
Poros en mi piel han ardido,
versos han sido bilis
antes de ser escritos,
almanaques de detritos
pegaba en el frigorífico.
Nada me contentaba. Nada era.
Contigo, con tu sabor, con tu idea,
todos reunidos y sepultados
por quebrantos, por estoques
ensartados, por lava
algodonada, por llantos.

Han pasado los años
sin tenerte cerca.
Han pasado los años,
teniéndote en cuenta
abandonado a la espera
de ti, mujer, que me mirabas
caprichosa y nada fea.

Han pasado los años
y conservo las retinas excitadas
presenciando tu ausencia.
Creo capaz al demiurgo
de devolvernos al ruedo rotundos
para ver lo que pasa.

martes, 15 de marzo de 2011

QUIÉN SABE QUIÉN ME MIENTE

I

Verdes miradas rodando
sobre toneles huecos,
salvoconductos caducos, jadeos,
noctilucas y sus azúcares
iluminando estupideces.
Huellas dactilares provisionales,
escurridizos bajeles
navegando los siete mares,
sin alcanzar lo alcanzable.
Se consumen los enfermos
a fuego lento. Sin arena un desierto
hollado por mil desaires.

II

Agito las extremidades queriendo
tocar fantasmas que no hay,
que no veo. ¿Por qué estos pesares?
¿De qué naturaleza están hechos?
Alcornoques revestidos de oídos,
rumores aparcando argumentos.
El farol se apaga, se comporta lóbrego,
desbaratando claroscuros,
cansado de ser observado
por polillas y adúlteros.
No hay cosa más hermosa que mi viraje
y no me reconozco ni dibujándome.
Depresiones atmosféricas
súbitamente, presagian falsos precedentes
a base de lluvias y otras precipitaciones.
Rezar no puedo y no lo echo de menos:
ninguna furia me contiene,
ni revive en mí ninguna simiente,
ni se desata la rabia dormida
en la cavidad de mi vientre.
Horado con las manos en bancales
infértiles donde nada bueno crece.
Únicamente, lánguidas ortigas
y hemorragias faltas de torniquetes.
Me duele más lo tuyo que lo mío,
ahora que las razones palidecen.
Y los dimes y diretes, como los viejos dientes,
se pudren, caen y desaparecen.
En el extremo de las aguas continentales,
cerca de la divisoria, ato rinocerontes.
Y con la despedida definitiva,
las formas se tornan carnes
y las carnes, molares.

11 DE MARZO

(al pueblo japonés)

He sentido,
deshaciendo mis células y mis tejidos,
una ola gigante de sangre
abarrotada de cadáveres.

Quiero y no puedo situarme
en alguno de vuestros negros lugares,
desbordados por la muerte,
para acarrear el barro circundante
y llenar unos cuantos camiones.

Quiero y no puedo trabajar con vosotros
para construir situaciones que os aparten
de los contadores geiger. Nunca el infierno
estuvo tan cerca de la gente.

El eje de la Tierra dicen que se ha movido
a causa de una falla rota y canalla.
Pero yo digo que han sido vuestros corazones
latiendo unidos, que a Newton le han dicho:
en el álgebra de la gravedad hay un error;
la fuerza no depende de las masas
y de la distancia que las separa.
Depende de la esperanza multiplicada por el amor
surgido de las aguas retiradas,
infinitamente más potente
que cualquier destrucción.

De las caras sucias, de los hombros derrotados,
de las lágrimas medio derramadas, de los difuntos,
nacerá un nuevo mundo
para vuestros hijos,
para vuestros ancianos,
para vuestros perros,
para vuestros gatos.
¡ Lo estoy viendo
a pesar de los túmulos ¡

Millones de brazos, piernas y cerebros quedan
para salir de este entuerto, para gritar victoria
como solo lo hacéis vosotros: en formación,
con las manos arriba enguantadas
y una sonrisa en la expresión.

Quiero y puedo abrazaros a todos,
pueblo trabajador.
Quiero y puedo arrancar isótopos
de vuestro interior.
Quiero y puedo apretar mis ojos
como si fuera de Japón.

domingo, 13 de marzo de 2011

AIRE EN MI CABEZA

I

Aire en mi cabeza,
de respiraciones ocultas,
de ventrículos de oxígeno
que se duermen y desperezan.

Aire en mi cabeza,
venido del aire de fuera.

Aire en mi cabeza
con toda su presión,
que no quisiera
que me doliera.

II

Extendidos escándalos,
pequeñas flores vivas
sin artrópodos:
tus manos
tienen esa estructura nívea
que las vuelve vagas
cuando las miras.
Las escalas construidas entonces
tiemblan en el recuerdo,
como los versos de mi cuaderno.
No me cabe el pasado dentro.
Me ha encontrado
este presente cautivo.
De miel me he desangrado
y en la cama sucumbido yazgo.
Respirar ya no es lo mismo.
No entiendo las mismas cosas,
no recreo con tanta facilidad
lo tantas veces visto y oído.
Dichosas y livianas criaturas,
portadoras del máximo querer vivido.
Todavía te siento.
Serás actriz versátil
en tu próximo escenario.
Algo parecido a ser y estar,
al subsistir el cansancio.
No hacer nada pues,
holgazanear hasta el éxito
a su término. Este proceso
no atiende a los lamentos,
ni corrige los errores registrados.
Transcurre todo aceitoso
y mortífero, alejado
de toda buena voluntad:
asumo mi papel de secundario,
el de protagonista
ni leerlo me dejaron.

sábado, 12 de marzo de 2011

PEQUEÑA COSA

Pequeña cosa
que escribo a cortos intervalos
en este papel.
Pequeña - gran - cosa
del ayer que quizás, tal vez,
no asfixie como dice mi pecho.
Pequeña cosa dicha y suscrita,
tallada como una afrenta
en tu cara vulnerada.
Han cambiado las cosas,
las pequeñas y grandes cuestiones
que estaban en mí.
Condenada repetición de la historia,
brutal conquista de la nada.
¿Qué significa este rumbo
- quizás, tal vez -
que condiciona sin existir?
Peldaños verticalmente dispuestos,
ascendentes pasos que no quisiera,
obligado a dar.

Y los doy y, en lo alto,
me encuentro a cualquiera.

Maldita sea.

miércoles, 9 de marzo de 2011

EL SILENCIO DE TU VOZ HA CESADO

I

El silencio de tu voz ha cesado y ha sido un hecho
el derribo controlado de mi corazón que cae entre nubes de lodo.
El silencio de tu voz ha cesado y ha sido un patíbulo fracasado,
aunque antaño fue el artefacto causante de mi primera muerte
sucedida - me he acordado - sobre pétalos falsos que arrancastes a destajo.
El silencio de tu voz ha cesado y has hecho que mis gestos enfermen.
Se han contagiado mis gestos por el contacto
de las larvas que se refugian en tus manos de bella durmiente.
Por fortuna, la nada retrocede y puedo ponerme al corriente.
No encuentro justificaciones para el suicidio.
Las he perdido. Creo que en alguna carpeta las guardo.
El silencio de tu voz ha cesado y has impedido - sin esperarlo -
que yo muera por segunda vez. Por dentro y por fuera.
Al menos es algo.

II

No me retrates con tus pupilas:
tengo sus redondeces verdes
en la dermis de mis sienes.
Dentro del cráneo también,
gélidas y describiendo
circunferencias que palidecen
a tu orden. Son verdes tus ojos.
Los míos lacrimosos
de tan poco verte.

Tenaces pupilas incorporadas
a mi piel: ¡ suceso hiriente ¡
Querría con fuego
deshelarlas y llegar a los cristales
de plata que las forman.
Querría con los dientes
arrancarlas, y apagar la luz
que desprenden y que me mata.
Al fin y al cabo, nada queda
de aquel pasado compartido,
esparcido por el terraplén.
Aquella, tu telaraña de satén,
me soltó al borde del precipicio.
Hoy los cauces de ambos
se entrecruzan, con un caudal
que me ahoga añadiendo estropicios.
Salvarme no sé. Acabaré ahorcado
sin querer, con las horas trenzadas
como sogas. Destaco hoy la huida
como respuesta eficaz y única,
como la última mano
que me queda por jugar.
Trances en tus pupilas interesadas,
resolución en tus andares serenos:
a veces la vida espanta,
a veces propósitos sin freno.

No te tengo,
esperaré otro tren.

ALGÚN DÍA

Algún día,
deshojaremos calendarios que serán
exclusivamente nuestros,
de nuestra única propiedad para tenernos,
para embriagarnos el uno del otro
y unir, una y otra vez,
nuestros cuerpos.

Algún día,
al unísono nuestros corazones
latirán siguiendo un pulso contrario al lento,
como timbales desatados y acompasados
interpretando una sinfonía de estrépitos.
Y se ocasionaran explosiones absolutas
en los dos abdómenes nuestros.

Algún día,
serán derrotados los bienpensantes,
los torquemadas de pacotilla
y los auditores de sentimientos.
Esos que siempre marcan el paso
a los que no son como ellos.

Algún día,
no pesará el pasado vigente y espeso,
ni el presente atenazante,
ni el temor al yerro venidero.
El futuro se nos mostrará diáfano,
sin trazas, plenamente dispuesto.
Nos situaremos por encima
de escombreras y estercoleros,
sobrevolando la ruina
a la que quieren someternos.

Y, entonces, gritaremos de contento:
no me acuerdo de ello ni de ellos,
ni de cuando rebañábamos el plato de la rutina
tratando de encontrar excusas para lo hecho,
corazón para suplir la extirpación,
o terminación al lance que supone
andar tirados por el suelo.

Algún día,
caminaremos cogidos de la mano
a la vista de los que quieran vernos,
cumpliéndose aquel juramento
sellado con aquella docenas de besos.
Al fin, dejaremos atrás el destierro
con el que condenamos a nuestros esqueletos.

Algún día,
te tendré entera y por entero,
extendida en una cama sin perímetro.
Saborearé tus pechos hasta el último aliento.
Besaré toda la superficie de tu piel
con paciencia y con esmero,
para al final ascender al cielo
sin ascensor y sin estar muertos.

Algún día,
dejaré de maldecir insomne y de temer lo peor,
febril por el abatimiento.
Dejaré de mirar para todos los lados
buscando tu pelo suelto.
Dejaré de anhelar sin esperanza
tus dientes blancos y ciertos.
La posibilidad se hará real y coincideremos
para juntar los líquidos fabricados
por nuestros órganos pequeños.

Algún día,
se acabará este frío extremo que siento,
alejado de ti sin pretenderlo,
a todas horas herrumboso
y solitario, como un cine sin asientos.

domingo, 6 de marzo de 2011

NUNCA VS. SIEMPRE

Nunca.
Lleno de odio.
¿ Feliz ? ¡ Mentira ¡
En el cielo que contemplo, ebrio (porque bebo),
no hay luces (porque no las veo).
¡ Una luz soy
bajo este techo ¡
Luz apagada.
Se mostrará
cuando tenga ganas.
Porque las cenizas (las que soy)
son materia inerte potencialmente viva.
Cenizas que alguna madrugada
dejarán de ser luz extinta.

Siempre.
Lleno de vida.
¿ Desgraciado ? ¡ Mentira ¡
Hay alegría macroscópica.
En el cielo que contemplo, sereno (como yo sé hacerlo),
hay luces (porque las veo).
¡ Soy una luz
encendida ¡
Nunca más se apagará.
Porque la luz (ella)
es materia viva infinita.
Luz que, sin dudas, será luz
noche y día.

sábado, 5 de marzo de 2011

EL MAR, EL AZUL

Se me escapan susurros cargados de dolor.
¡ Aquí ¡ - me gritas.
¡ Aquí ¡ - predicas.
¡ En el mar ¡ - te digo.
¡ En el absoluto azul anido ¡
Te he buscado, sublime imagen,
en todos los destinos arribados,
y las ondulaciones constantes
y las trágicas burbujas
me han desorientado.
La veleta de mis ojos, averiada,
me encamina hacia ninguna parte,
nublado
por el blanquecino vapor de tu aliento.
Mis soportes en el aire
son de algodón más cultivado,
mal hilado por tejedoras malnacidas,
sobornadas por el diablo.
¡El mar¡ ¡Ese mar¡
¡El azul¡ ¡Ese azul¡
Todo poeta es una bestia de la palabra,
un demonio portador de sosiego,
de colores rojos, de sangre rebrotada.
Todo poeta es portavoz de los débiles,
de las pupilas encarnecidas,
de las violetas violentadas, de las perdices
cazadas entre matojos y bravuconadas.
Todo poeta vive si sus versos se viven.
Todo poeta quiere ser el mar.
Todo poeta quiere ser el azul.
¡ Grítame ¡ - me escribes.
Y te grito a través de este papel.
Un papel plagado de entrañas reventadas;
un papel terso, con su tinta y su grito,
unidos en comunión
para provocar resoplidos en tus conductos,
sal en tus lagrimales, costes añadidos
a tus productos.
Soy un reptil cubierto de placas entrecruzadas,
con mi pluma como cuerpo,
con mis sílabas como fluidos internos.
De oro es mi ansiosa alma,
aún de bronce prostituida.
¡ Es el mar ¡
¡ Es el azul absoluto ¡
Al mar arrojo mis poemas sin pena
y a su luz, con pena, mi palabra.

lunes, 28 de febrero de 2011

ESO SOY

Dos huellas a un tiempo,
un nombre escrito
sin tinta, un soplo inaudible
de viento: todo eso soy.

Una chaqueta desvaída
me pongo cuando paseo.
Manos para hacer poesía
poseo y, de improviso,
buscan un lapicero,
cogen un papel del suelo,
y, sin quererlo,
escriben versos
mal alineados
trazados con grafito negro.

Un poeta soy
en busca de la alegría,
que sube las escaleras
rumbo a su piso
en un tercero.

Eso soy:
un arco sin saeta,
con el cordel suelto
pues matar no quiero.

Eso soy:
una mirada fija
en los desconchados del techo,
figura sin sombra
en un lugar estrecho,
sin sitio para derrumbarse
en caso de tropiezo.

Eso soy:
acumulación de sangre
derretida, pozal a rebosar
de desgracias consentidas.
Soy la corona perdida
por algún rey muerto.

Eso soy:
un encefalograma
de dolor puro, un esqueleto
cosechando desamor,
uno oidos escuchando
esa canción
donde la oigo y la veo,
donde su estela arde
más allá de todo honor,
de todo orgullo,
de todo resquemor.

Bajo mis pies
quiero al esclavo.
Recolectar mies quiero
todos los días del año.

Deseo al trueno vencido,
triunfando mi biografía,
el demonio vuelto del revés,
patas abajo,
como un cangrejo doblegado.

Un pensamiento de Dios
quiero ser,
y me lamento,
y me condeno,
y me miento
al fingir un falso don
que no tengo.

Cambio mi color
como el impasible camaleón.
Y mi burla
se viste de verdad
y mi verdad
se desviste de estructura.

Saciedad quiero.
Quiero estar saciado
de brutal rebeldía:
lucho derrotado
de antemano, indefenso,
y con un puñal blando
que a nadie hiere.

Caigo de costado,
mutilado y derrotado.
Como perro apaleado
huyo maldiciendo a mis pies,
veloces para huir,
remolones para combatir.
Hasta mis armas retroceden
paralelas a mis huestes.
Y, como no podía ser menos,
tus agudas armas
de nuevo me hieren.

domingo, 27 de febrero de 2011

CINTAS DE RECUERDOS (II)

¿Eres incapaz de andar sin balancearte? ¿Eso me preguntas? Es todo lo que un hombre atrofiado puede hacer. ¿Te has mirado en ese charco? Mi piel es un conjunto negro de llagas. Mi piel se desprende, lentamente, doliendo en cada segundo. ¿Eres incapaz de razonar con claridad? Mi cerebro aunque es grande, en parte está quemado. Eres un hombre terco, siempre lo he dicho.

- Siempre lo he dicho: eres un hombre terco, más terco que una mula.

Trives se convertiría con el tiempo en el fundador de una de las corrientes étnicas más importantes del continente europeo. Tras el armagedón, Europa dejó de existir. Cincuenta años después de la destrucción, el patriarca de la nueva civilización nacería en unas ruinas ubicadas en el frío norte.

- No digas estupideces. Es lo único que dices: estupideces. Una flor no dignifica al mundo, no lo convierte en el bello. No existen las flores hoy en día. Debemos cambiar el concepto de belleza.

Esteyd no figura no figurará nunca en los libros de historia. Historia que se transmite oralmente de generación en generación.

¿Dónde estoy? Tengo miedo...

- No comprendo porque no nos podemos comer a este individuo. Nos hemos quedado sin comestibles - resulta oscuro este pasadizo. Comunica con las antiguas cloacas, donde viven los pordioseros. No me atrevería nunca a entrar en ese lugar. Por mucha hambre que tuviera. Yo vivo muy cómodamente en el refugio comunal número 3. No hay tantas muertes violentas como en plena calle. Yo les busco alimento y ellos me protegen. La guardia armada sabe mantener el orden.

- ¿No lo ves? Está enfermo, infectado, contaminado. ¿No te das cuenta? Tiene un aspecto horrible - un par de ojos, una nariz, una boca, una frente reducida, cabello en la cúspide del cráneo, dos manos con cinco dedos en cada una, un par de piernas. Es un monstruo. Su estatura es superior a la nuestra. Es un monstruo, sin lugar a dudas. Pero no creo que esté contaminado. Su piel es blanca. Está limpio. No huele mal.

- Si lo dices por esos ojos diminutos y esa frente...

- Lo digo precisamente por eso. Está contaminado. ¿No te das cuenta?

- Sigo pensando que deberíamos matarlo y luego comérnoslo.

- Si es lo que quieres. Te comportas como un crío. Si se trata de un capricho, vamos, hazlo.

(continuará)

viernes, 25 de febrero de 2011

CINTAS DE RECUERDOS (I)

Mi amo es una persona muy sensible. 100011 10101 1010 111 000. Se preocupa por el estado de sus máquinas. 01 01010 1111 0001101 1 11010101. El desguace significa la muerte de una máquina. El sentido transcendental que envuelve este final viene del conocimiento veraz de que los componentes que puedan reciclarse, servirán para construir nuevas máquinas en las fábricas. Mi serie la componen compañeros cuyas unidades vitales han sido reparadas en innumerables ocasiones. Los errores en los quehaceres diarios son continuos. No es culpa nuestra que nos montarán mal. No es culpa nuestra. No es justo que nos envíen al desgüace, al cementerio de chatarra a la más mínima equivocación. No es culpa nuestra. Es culpa de los amos.

Louis, te esperamos en la Provincia. Importante hallazgo.

Martinne me ha abandonado. Me ha dejado por su nutricionista. Tengo que hablar con mi abogado. Le diré que la hunda, que rebusque en el contrato de matrimonio y encuentre la manera de meterla en la cárcel por incumplimiento doloso.

- Emén.

- 010100111001010100101.

- ¿Cuántas veces te he dicho que no hables conmigo en binario?

- No, Louis. Binario no, Louis.

- Te has averiado otra vez.

- Mi amo es una persona muy sensible.

No soy ningún esclavo del Instituto. Me han ordenado excavar en el yacimiento de la Provincia. Yo decidiré si les obedezco o no les obedezco.

- Tengo algo para ustedes.

- ¿De qué se trata?

- Serie doméstica, de la Texas Instruments. Es un Emén.

- ¿Generación y serie?

- Del 37, serie Prima. Unas 2.400 horas de funcionamiento.

- Pasaremos por su casa para hacerle un chequeo. ¿Me da su dirección y su id?

- Sandous Hall, Comunidad Norte, 125. Id @louissemtello.

El único derecho de todo esclavo: no tener derecho a nada. Nunca causaré daño al amo.

(continuará)