Tus huellas dejadas en la tierra las siento
como siento los latidos de mi corazón.
Fantaseo bajo las carrascas y los álamos:
te contemplo bella en el aire sustituyendo al paisaje.
Sigo por las sendas que se pierden entre los troncos.
Llego a mi destino pero no tengo tu aliento en mi cuello.
Todo es inútil.
Todo se ha vuelto completamente incierto.
No estás. No existes.
Nada encuentro a mi paso que me salve del manicomio.
Mis retinas exigen fotones gratos procedentes
de tu sonrisa resucitadora y de tus perlados dientes.
Mis labios demandan tus labios esponjados y calientes.
Antes todo era inmenso. Ahora todo es inmundo.
Me hundiría y me hundiría hasta tocar
con los talones el barro del infierno. Es lo único que prefiero.
Quiero llenar mis tripas con ese barro
si tú no caminas a mi lado.
En el bosque de las añoranzas te busco sin descanso.
Te busco y no te encuentro.
Y cuando te encuentre no será lo que quiero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario