lunes, 1 de agosto de 2011

Es tu mirada.

I

Es tu mirada, que extraña.
Que, sin querer, aparta, sega.
Los ojos gachos. La frente amplia. La piel morena.
Dices: en este juego de mierda, nadie gana.
Ni nadie pierde, pues en verdad nadie juega.
En la vida, aunque hay reyes, alfiles,
caballos, peones y damas,
te queda la opción de salirte de la rueda.
Las reglas no esclavizan, ordenan.
¿Dónde está tu rebeldía, la verdadera?
La perdiste al mismo tiempo que tu cabellera.

II

Es tu mirada, en la que no se ven piernas
con las que reanudar la marcha.
Abrazos que se estrechan,
antesala de despedidas y querencias lentas.
La muerte nos acecha
detrás de cualquier puerta:
has decidido no abrir ninguna,
no sea que te topes con ella.

III

En la multitud no hallarás respuestas.
Demasiadas bocas, demasiadas calvas,
demasiadas tetas. Te perderás
entre tantas extremidades y posaderas.
Busca entre tus células:
allí habita la vieja curandera,
aguardando tu llegada, ciega,
removiendo el caldero a tientas,
mezclando los condimentos
para cocinar la pócima secreta.

IV

Es tu mirada, que no te ayuda a rescatar
los galeotes de sus galeras.

¿No te reconoces?
¿No te recuerdas?

No has nacido para la rutina,
para los formularios,
para los bienpensantes,
para las doctrinas polvorientas.

Nunca hallarás carreteras con kilómetros bastantes.
ni territorios tan vastos, ni renglones suficientes.

No hallarás en la huida, un refugio para protegerte
de la carga eléctrica de tantos pesares,
que polariza tus sienes y remueve lo que te sostiene.

V

Es tu mirada, la que se topará con la solución
que resuelva el enigma. Los días, las semanas, los meses,
están para sonreír, amar, crear, construir.
Simplemente porque sí. No hay más razones.
No hay urdidos planes. Nunca deciden los dioses.
Sólo está la vida, obligándonos a ir sin planos
a algún lugar, a algún momento, con alguien,
con algo. La realidad es la tienda que lo tiene todo:
saca tu VISA y no salgas con los bolsillos escasos.