lunes, 31 de mayo de 2010

TENGO QUE DESUNIR MIS MANOS

Tengo que desunir mis manos
de la cálida colina
en la que han dormitado tantos.

Interpreto la vida sin ensayos,
me ausculto y me nutro del pasado
para ver como me abandono
aunque vea suficiente la salida
por la que no cabe el transcurrir
amargo.

Gime mi arado herido
labrando el futuro campo
campo mil veces maldecido
campo mil veces enamorado.

Tengo que desunir mis manos
de la cálida colina
en la que dormitan tantos.

Un río me fluye dentro
enfurecido y encabritado
un río que me habla con estruendo
de la mentira de mi llanto.

Desemboca el acusador río
fuera de mi piel evacuando.
Se queda por fin vacío el río
si te fijas
esperando algún resultado.

Tengo que desunir mis manos
de la cólida colina
en la que dormitarán tantos.

Redimido rompí las cadenas
que me esclavizaban al mando
de la voluntad enferma
que llenaba el espacio.

El agua alboratada y restante
se acumula en este lado del papel.
Las letras escritas
me gritan en tropel:
¡ Adelante,
que nada cause
la pérdida de tu querer ¡

Tengo que desunir mis manos
de la colina terminal
en la que de amor
han muerto tantos.

José Andrés Pérez Serrano

jueves, 27 de mayo de 2010

RETUVE TU CARA

Primero retuve tu cara
y, enseguida, recordé tu nombre.

Después quise morder tu boca,
forjadora de diamantes.

Más tardé alejé de mí mis ojos,
escarlatados por tus desplantes.

Finalmente fui un falsario siempre,
porque quererte quise
y no quererte pude
en ninguno de los instantes.

José Andrés Pérez Serrano

martes, 25 de mayo de 2010

NO QUEDAN ARRABALES

Acabada la libertad,
los penúltimos hombres se esconden,
hartos de bramar la verdad
que otros desoyen.

En el autobús de la letanía,
dejando su racimo de humo,
parten libros y librerías
que atrás dejaron los suyos.

Por allá el último se aleja
sin contratiempo,
rumbo al oriente final.

Y ni nada ni nadie
se queja ya.

No quedan arrabales
que liberar.

José Andrés Pérez Serrano

lunes, 24 de mayo de 2010

NO ALCANZO A VER TU ORILLA

No alcanzo a ver tu orilla:
el océano es tan amplio,
tan anhelado,
tan árido.

No alcanzo a ver tu orilla:
la nada es tan amplia,
tan justificada,
tan aúrea.

No alcanzo a ver tu orilla:
mi barca, tan femenina,
coge la forma de tu cuerpo.
La uso para pescar fulgores
con tus cabellos expertos,
soltándolos libres y arremolinados
en caladeros inciertos.

No alcanzo a ver tu orilla:
mis párpados caen sobre mis ojos
presenciando el oleaje en ascenso.

No alcanzo a ver tu mentira
y tengo una lágrima de carne en el pecho,
que si se descuelga
me muero,
que si se escarcha
me duelo.

José Andrés Pérez Serrano

jueves, 20 de mayo de 2010

TU MANO

Quebradiza mano la tuya,
la de agua y fuego,
la de metal,
la de cristal,
la portadora de luegos
preñados de posteridad.

Aduladora mano de ola,
la de calma chicha y huracán,
la de dulces de sal,
la tuya,
la blanca de prieta luna,
la que flota como una pluma
sobre mi poesía
y la mar.

José Andrés Pérez Serrano

miércoles, 19 de mayo de 2010

RECORRO INERME LAS CALZADAS

He visto en el espejo esta mañana
la más solidificada de las tristezas
trazada en mi cara,
ocasionada
por los funestos azúcares
de los ayeres contigo compartidos.

Igual
el cómo rescato nuestros encuentros del olvido
no es el modo más apropiado de hacerlo.

Ni de eso se ocuparme:
ni de mi propio cerebro.
Tras el eje roto,
el más postrero desconcierto
entero,
completo.

Enfurecido,
desarbolado,
vencido
me siento por tu reciente
y voluntario destierro.
Desnudo fantaseo
sobre tu desnudo cuerpo,
desaparecido
desde ni me acuerdo.

Saltarines y andarines mis intestinos,
resueltos a entrelazarse los tengo.
Con palabras bravas increpo a luceros y planetas,
por no proveerme de sueños indoloros,
protagonizados por los dos,
cogidos de la mano,
de los dedos anudados,
excelsos,
quiméricos,
trufados de ventura.
No muertos.

Recorro inerme las calzadas
que me toca recorrer.
Refunfuñando,
resignado,
exhalando quejosos bufidos.

Y a más ver.

José Andrés Pérez Serrano

lunes, 17 de mayo de 2010

ALMA DE TIERRA

(a la Serranía)

Tengo el alma de tierra,
de la tierra que se nutrió
mi infancia y mi adolescencia.

Tengo el alma de tierra,
de aliagas y de sierras,
de peñas y de siembras.

Tengo el alma de tierra,
pobre pero rica,
amada pero olvidada,
sujeta pero suelta.

No mueras tierra
o morirá mi alma
con tu tierra muerta.

José Andrés Pérez Serrano

viernes, 14 de mayo de 2010

SUDOR

Somos lo que somos:
trabajadores por la mañana,
consumidores por la tarde
y televidentes por la noche.

Y, después,
quién puede dormir
duerme.

Nos fabrican lo que nos comemos
y los que nos creemos.
Diariamente, un mensaje nuevo
pero muy viejo:
"Harás lo que quieras
siempre que sea lo correcto.
Ni se te ocurra construir
futuros nuevos.
Tonto:
el futuro es nuestro,
como lo es el presente,
como lo fue el pasado,
como lo es todo,
lo de fuera y lo de dentro".

Somos como niños de pecho
a los que les cuentan un cuento
y se quedan satisfechos.

Nunca lo olvidemos:
hay traidores por doquier,
arribistas sin corazón,
políticos de postín,
incombustibles en su quehacer
acaparador y jodedor.

Así que a resumir:
utilicemos nuestro sudor
para expulsarlos de nuestras vidas.
No nos queda otra opción.

José Andrés Pérez Serrano

miércoles, 12 de mayo de 2010

DEBÍ CALLAR

No pongas esa cara
que tus ojos te delatan.
Ven,
que no deseo verte
tan asomada a la ventana.

Bueno,
que más da:
no has querido tener
la paciencia necesaria.

No digas nada:
con frecuencia
la disculpa
es la excusa más pronunciada.

Si te dije lo que vi
es porque de mi boca se escapa
sobre lo que no puedo mentir.

Ahora pienso:
debí callar.

Mejor callar
que desenvainar la espada.

José Andrés Pérez Serrano

INTERIOR


Título: Interior
Autor: José Andrés Pérez Serrano
Año: 2002
Dimensiones: 50 x 70 cms.
Técnica: acrílico sobre cartón.

TENERTE COMO TE TENGO

Tenerte como te tengo,
soñarte como te sueño,
es edificar con las manos
una atalaya de plumas y espejos.

Tenerte en un hueco,
en un escondite aquí en medio,
resucitando como la larva
de una crisálida de miedo.

Tenerte como te tengo,
soñarte como te sueño,
es gritar una mentira,
es gritar que no te quiero.

José Andrés Pérez Serrano

lunes, 10 de mayo de 2010

NO QUERETE MÁS QUISIERA

No quererte más quisiera
más que poder hacer
si no puedo de mí
arrancar tu piel entera.

No sentirte más quisiera
más que poder llorar
o gritar
o desesperar
o expulsar de dentro a fuera.

No dolerte más quisiera
más a que cirujano convocar
para extirpar de mi corazón
la mordedura que de ti me queda.

José Andrés Pérez Serrano

sábado, 8 de mayo de 2010

LA PALABRA FELICIDAD SE QUEDA PEQUEÑA

Que me hayan mirado tus ojos ha sido
bálsamo de Fierebrás,
más incluso que bálsamo
azúcar para tomar.

Y tu cuerpo,
además de azúcar para tomar y gozar,
me sirve para escuchar
el oleaje del mar
que hay en tu respirar.

Nos encontramos
tras muchos años de transitar
y, sin más,
se vieron juntas nuestras almas
y no se quisieron separar.

Nombrada tras poco tiempo
primera magistratura de mi estado;
apenas un transcurrir enano
y ya lo significas todo.

Y ya nada me pena.

La palabra felicidad,
créeme,
se queda pequeña.


José A. Pérez (Bétera, 1999)

miércoles, 5 de mayo de 2010

POEMAS A TU ALMA VISTA

I

No siempre
habita en el cielo la luna.

De tarde en tarde
toma tierra
deslumbrante.

Para lucir como nunca
y embaucarme.

No es la luna:
me engañaste.

Es tu rostro sonriente,
siempre en creciente,
nunca en menguante.

Como mi alegría al hallarte.
Como mi alborozo al tenerte.

II

Opción sobrevenida
para alojarme en la dicha,
consecuencia de tu compañía,
madre de días grandiosos,
procreadora de caricias.

Sobreviviendo te situaste,
frente a mí como esposa en proyecto,
para evitar así una escandalosa caída
desde lo más alto hasta el infierno.

Elegiste por fortuna mi elección.
Por ventura te aventuraste más allá de la frontera
embadurnada de pasión.

A tu espalda quedó el noble mineral,
cristalizado con ahínco
durante dos años más cinco.

III

¿Quién me quiere querer
como yo no sé querer,
acabándosele el poder querer
por puro cansancio?

¿Quién me quiere tener
como yo no sé tener
por antiguos agravios?

¿Quién me ama
como yo deseo amar
desde hace demasiados años?

martes, 4 de mayo de 2010

UN CONSEJO PARA QUE EVITEN EL DESCALABRO LOS AMANTES PRIMERIZOS

Lo bueno viene inesperadamente,
casi siempre,
a invadir el alma de la gente:
a colapsarla,
a no dejarla transpirar.

Y vosotros sois gente.

Lo bueno y lo malo se parecen pues:
cuando llegan lo hacen sin avisar,
sin detenerse a pensar,
como la travesura de un niño.
Llegan bajo la forma de imprevisto incontenible y absoluto,
cegador,
acaparador,
colmándose el pánico.

Prescribir sosiego en momentos de desasosiego
es una pérdida de tiempo,
una contradicción,
es como dar palos de ciego.

Acostumbrar a vuestra impaciencia a aguantar el tirón,
acostumbrar a vuestros estómagos a digerir
ese empacho de felicidad
que a veces os va a costar creer.

José A. Pérez (València, 1994).

lunes, 3 de mayo de 2010

CALENDARIO

Tarde ya es tarde,
sol ya es sol,
mira tu huella,
huella que eres huella
de la luna al navegar.

Sabe a día caido,
a atardecer mojado.
Reloj ya es tarde,
tarde mira el reloj.

Suena lejano
el cantar de un desconocido.
Usa ya usa,
la luna el soñar.

Detalle que es detalle
la nube al pasear.
Escarlata es la faz
de su fulgor en la mar.

Tres que son tres,
días que días son.
Tarde ya es tarde
tres días al caminar.
Calendario, ¡ es calendario !
semana de soledad.

José A. Pérez (Burjassot, 1982).

domingo, 2 de mayo de 2010

NOSTALGIA

La nostalgia que me embarga
- también la impotencia y el miedo -
cuando te tengo imaginada en mi mente,
falsea mis versos
dejándolos desprovistos de poesía.
Es irreflenable este impulso que me hace
prostituir las palabras que escribo
desnudándolas, sin querer, de sentido.
Al perder su vestimenta veraz,
sienten doloridas el frío
del hielo que traslada mis venas,
antes sangre portadora de esferas.
Debe ser el reflejo de tu persona ida:
desvirtuado, aligerado de colores,
nítido y turbio a un tiempo:
nítido en los días limpios,
turbio en los días sucios,
en los que no te veo.
O es la imagen de tu cuerpo raudo:
perfecta y lineal en el tiempo,
sin atender a las curvas
que lo configuran en el espacio.
Increible pero cierto.
Pensando en ti
dejo de ser alguien hacia fuera
para convertirme en alguien hacia dentro.
Comparto mis lágrimas con las lágrimas de los nubarrones
del invierno eterno.
Comparto mis temores con la soledad,
única compañera cabal.
Apareo mi existencia con un vacuo ideal
sin llegar a sitio alguno.
Este ser en el que me asiento ahora,
leyéndome a mí mismo,
no ansía a nadie,
ni incluso a ti
que eres el constructor de este infeliz.
¿Qué escribir?
¿Con qué líneas recorrer este diáfano papel?
¿Cómo recrear mi vida?

José A. Pérez (Bétera 2010; a partir de Burjassot 1983).

sábado, 1 de mayo de 2010

PASOS

Verticales brazos que fabrican minutos tardíos.
Vegetales criaturas de barro, encanalladas en un mundo sólo mío.
Criaturas hoy frías, mañana calientes; caedizas gracias a las paredes resbaladizas.

Pasos.

Gritos acompasados, procedentes de los cementerios.
Humeante ácido que corroe lo extraño.
Como yo, como todo lo que rodea mi astro.
Astro inerte y lejano; acompañando el vértigo final.

Pasos.

Se acumula la niebla densa en el interior de mi cabeza.
Niebla promovida por un demonio escondido, hiriéndome resuelto.
Cielos de hormigón gris que de nadie quieren saber nada.
Nada saben de las columnas a las que me ato con cadenas.
Columnas construidas por fuerzas inentendidas.
Como un duelo a sangre entre silencios.
Como la lánguida superficie del dolor.
Como un continente de hueso encarcelados.
Como mi cuerpo encabritado, azotado por la arbitrariedad.

Pasos.

Pasos solidificados en la tierra.
Pasos seguidos por mi sombra de carbón.
No ha encontrado una hora el día para empaquetar el sol y devolverlo al creador.

Pasos.

Sonidos de herraduras proscritas.
Herraduras no forjadas.
Son sonidos falsos; estás advertido.
Son chillidos de blandos pájaros con la rabia contenida.

Pasos.

No duelen las pesadillas.
Hieren los buenos recuerdos y los dulces sueños metidos dentro.
Recuerdos y sueños inarrancables, unidos a mí mediante cordones umbilicales.
Unidos a mis entrañas, que perdieron la vida, que son gélidas,
Entrañas que son estelas difuminadas en un dibujo de lágrimas.
No duelen las jornadas batalladas.
Quema el fuego de mis pasos.
Quema la tortura que ha hecho de mi alma
una luz apagada.

José A. Pérez (Bétera 2010, sobre Burjassot 1983).