lunes, 31 de mayo de 2010

TENGO QUE DESUNIR MIS MANOS

Tengo que desunir mis manos
de la cálida colina
en la que han dormitado tantos.

Interpreto la vida sin ensayos,
me ausculto y me nutro del pasado
para ver como me abandono
aunque vea suficiente la salida
por la que no cabe el transcurrir
amargo.

Gime mi arado herido
labrando el futuro campo
campo mil veces maldecido
campo mil veces enamorado.

Tengo que desunir mis manos
de la cálida colina
en la que dormitan tantos.

Un río me fluye dentro
enfurecido y encabritado
un río que me habla con estruendo
de la mentira de mi llanto.

Desemboca el acusador río
fuera de mi piel evacuando.
Se queda por fin vacío el río
si te fijas
esperando algún resultado.

Tengo que desunir mis manos
de la cólida colina
en la que dormitarán tantos.

Redimido rompí las cadenas
que me esclavizaban al mando
de la voluntad enferma
que llenaba el espacio.

El agua alboratada y restante
se acumula en este lado del papel.
Las letras escritas
me gritan en tropel:
¡ Adelante,
que nada cause
la pérdida de tu querer ¡

Tengo que desunir mis manos
de la colina terminal
en la que de amor
han muerto tantos.

José Andrés Pérez Serrano

No hay comentarios:

Publicar un comentario