miércoles, 19 de mayo de 2010

RECORRO INERME LAS CALZADAS

He visto en el espejo esta mañana
la más solidificada de las tristezas
trazada en mi cara,
ocasionada
por los funestos azúcares
de los ayeres contigo compartidos.

Igual
el cómo rescato nuestros encuentros del olvido
no es el modo más apropiado de hacerlo.

Ni de eso se ocuparme:
ni de mi propio cerebro.
Tras el eje roto,
el más postrero desconcierto
entero,
completo.

Enfurecido,
desarbolado,
vencido
me siento por tu reciente
y voluntario destierro.
Desnudo fantaseo
sobre tu desnudo cuerpo,
desaparecido
desde ni me acuerdo.

Saltarines y andarines mis intestinos,
resueltos a entrelazarse los tengo.
Con palabras bravas increpo a luceros y planetas,
por no proveerme de sueños indoloros,
protagonizados por los dos,
cogidos de la mano,
de los dedos anudados,
excelsos,
quiméricos,
trufados de ventura.
No muertos.

Recorro inerme las calzadas
que me toca recorrer.
Refunfuñando,
resignado,
exhalando quejosos bufidos.

Y a más ver.

José Andrés Pérez Serrano

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