miércoles, 5 de mayo de 2010

POEMAS A TU ALMA VISTA

I

No siempre
habita en el cielo la luna.

De tarde en tarde
toma tierra
deslumbrante.

Para lucir como nunca
y embaucarme.

No es la luna:
me engañaste.

Es tu rostro sonriente,
siempre en creciente,
nunca en menguante.

Como mi alegría al hallarte.
Como mi alborozo al tenerte.

II

Opción sobrevenida
para alojarme en la dicha,
consecuencia de tu compañía,
madre de días grandiosos,
procreadora de caricias.

Sobreviviendo te situaste,
frente a mí como esposa en proyecto,
para evitar así una escandalosa caída
desde lo más alto hasta el infierno.

Elegiste por fortuna mi elección.
Por ventura te aventuraste más allá de la frontera
embadurnada de pasión.

A tu espalda quedó el noble mineral,
cristalizado con ahínco
durante dos años más cinco.

III

¿Quién me quiere querer
como yo no sé querer,
acabándosele el poder querer
por puro cansancio?

¿Quién me quiere tener
como yo no sé tener
por antiguos agravios?

¿Quién me ama
como yo deseo amar
desde hace demasiados años?

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