miércoles, 29 de junio de 2011

Literalmente.

Cuentan que una vez, un bolígrado bic de punta fina fue despedido de su empresa al serle aplicado un E.R.E. Portando los papeles del despido, se personó en la oficina del I.N.E.M. que le correspondía, ubicada en una calle estrecha, húmeda y con vapores de orín. No llegaba a la maquina expendedora de los números de turno. Menos mal que un parado de nacionalidad boliviana que pasaba por allí, muy amablemente lo alzó y el bolígrafo bic de punta fina pudo hacerse con uno. Se puso a la cola y, como no lo veían, más de una vez fue pisoteado, pateado y tirado a la basura. Después de un buen rato y gran cantidad de vicisitudes (que no vienen a cuento), le llegó su turno. Una vez realizada la inscripción de nuestro protagonista en la base de datos administrativos y generados los formularios correspondientes, la funcionaria le dijo mientras trazaba unas pequeñas cruces en una serie de casillas:

- Firme usted aquí.

- Lo siento, no puedo - le dijo el bolígrafo - He llorado tanto desde que me echaron, que me he quedado literalmente sin tinta.

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