miércoles, 9 de marzo de 2011

ALGÚN DÍA

Algún día,
deshojaremos calendarios que serán
exclusivamente nuestros,
de nuestra única propiedad para tenernos,
para embriagarnos el uno del otro
y unir, una y otra vez,
nuestros cuerpos.

Algún día,
al unísono nuestros corazones
latirán siguiendo un pulso contrario al lento,
como timbales desatados y acompasados
interpretando una sinfonía de estrépitos.
Y se ocasionaran explosiones absolutas
en los dos abdómenes nuestros.

Algún día,
serán derrotados los bienpensantes,
los torquemadas de pacotilla
y los auditores de sentimientos.
Esos que siempre marcan el paso
a los que no son como ellos.

Algún día,
no pesará el pasado vigente y espeso,
ni el presente atenazante,
ni el temor al yerro venidero.
El futuro se nos mostrará diáfano,
sin trazas, plenamente dispuesto.
Nos situaremos por encima
de escombreras y estercoleros,
sobrevolando la ruina
a la que quieren someternos.

Y, entonces, gritaremos de contento:
no me acuerdo de ello ni de ellos,
ni de cuando rebañábamos el plato de la rutina
tratando de encontrar excusas para lo hecho,
corazón para suplir la extirpación,
o terminación al lance que supone
andar tirados por el suelo.

Algún día,
caminaremos cogidos de la mano
a la vista de los que quieran vernos,
cumpliéndose aquel juramento
sellado con aquella docenas de besos.
Al fin, dejaremos atrás el destierro
con el que condenamos a nuestros esqueletos.

Algún día,
te tendré entera y por entero,
extendida en una cama sin perímetro.
Saborearé tus pechos hasta el último aliento.
Besaré toda la superficie de tu piel
con paciencia y con esmero,
para al final ascender al cielo
sin ascensor y sin estar muertos.

Algún día,
dejaré de maldecir insomne y de temer lo peor,
febril por el abatimiento.
Dejaré de mirar para todos los lados
buscando tu pelo suelto.
Dejaré de anhelar sin esperanza
tus dientes blancos y ciertos.
La posibilidad se hará real y coincideremos
para juntar los líquidos fabricados
por nuestros órganos pequeños.

Algún día,
se acabará este frío extremo que siento,
alejado de ti sin pretenderlo,
a todas horas herrumboso
y solitario, como un cine sin asientos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario