sábado, 9 de octubre de 2010

SERÁS MIS PIERNAS

Frente a los ligeros contratiempos que dan lugar a amores pasajeros,
surgen planetas acuosos que nos arrojan sus atmósferas mal adheridas.
Así se acrecienta la oportunidad de ser eternos en el cosmos.
Ley de leyes, cruzada de los significados, aspirante lascivo y desconsolado.
Amor canalla que, aunque remoto, continúas presente.
Granadas agrias en el sentido del gusto acordándome de tu nombre.
Una daga extraña es mi lengua partida de serpiente al, con palabras, esbozarte.
Pase lo que pase - tragedias comunes o guerras extraordinarias -
te tendré en mis costillas gestando desastres.
Para no perderte cuando de repente te desvaneces,
mis conductos nerviosos permanecen agitados
manteniendo aguda tu huella entre mi cerviz y mi frente.
Sintiéndote en falso próxima,
pervivirá el poeta que escribía sin pentagramas
la música que emitías antes de conocerte.
No eres peso para mí.
Te alojas en una oquedad rellenada con sufrimiento,
de extensión carente. Los días que necesite verte,
inclinaré mi cuerpo hacia delante
y te vomitaré dulce, sin quejarme.
Libre soy y decido quererte,
en contra del edicto promulgado por la ciudadela que habito,
votada por la mayoría de sus defensores.
Dejaré de residir en ella pronto.
Abandonaré, lamentándolo mucho, sus muros protectores.
Y emergeré como bruma madrugadora
para iniciar un nuevo tránsito por el mundo.
Serás mis piernas.
Sin ellas viviría anclado a este regadío de metálicas sierras hirientes.
Necesito tus piernas para galopar sobre la superficie del planeta,
y registrar el espacio creciente entre mi pesar
y aquéllo que lo causa invariablemente.

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