domingo, 3 de octubre de 2010

TENGO QUE DARTE LAS GRACIAS

Tengo que darte las gracias hoy
por haber iluminado mis habitaciones
clausuradas y de ti guarecidas.
Sus ángulos agudos se han ampliado
para que cupieran en ellos tu ser
y consumada arquitectura.
Igualmente, para ganar el espacio
necesitado por el artesano que restaurará
el mensaje corrompido y sufrido,
con el que he convivido en silencio.
Los espejos y escaparates han vuelto a reflejarme,
más lleno de sonrisa que de llanto.
Se intercala entre mis recuerdos tu figura moldeándolos,
devolviéndoles la forma exigida por alma
para anidar en la cavidad habilitada en el núcleo.

La nostalgia que envenenaba las paredes se ha ido,
dejándose ver su primitiva blancura.
Eres un torrente retornado,
participando del movimiento rectilíneo
que me ha proveído sin ambicionarlo
de este provenir, a la vez temido y codiciado.

Tengo que darte las gracias hoy
por ser tú la encontrada, la más buscada,
la elaborada gracias al empuje de mis anhelos frustados.

Tengo que darte las gracias hoy
por derramar tu agua en mi cama,
por arremolinarse, limpia y clara,
queriendo tragarse la totalidad de mis recelos.

Tengo que darte las gracias hoy
por sanar los cráteres heridos
que poblaban mis tierras de invierno.

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