Ha venido la muerte
como un ejecutor de aire,
con su guadaña recién afilada
requiriendo derrames urgentes.
Ha venido la muerte a visitarme,
educadamente,
como siempre lo hace.
No quiero ser un cobarde:
aunque que le voy a hacer,
si sólo soy un pobre viajante
sin mercancía para ofrecerle.
Ha venido la muerte
planeando transportarme.
Marchará de vacío, lo sé:
cuando se trata de mí
siempre lo hace.
José Andrés Pérez Serrano
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